BRASILIA - BRASIL
La tensión entre poderes en Brasil escaló ayer con la decisión de la corte suprema de analizar un caso que podría amenazar al presidente del Senado, quien fustigó a la Justicia por iniciativas adoptadas en el marco de la investigación del fraude a Petrobras.
El jefe del Senado, Renan Calheiros, había anunciado la víspera que sería recibido por la mañana por el presidente Michel Temer, junto a la titular del Supremo Tribunal Federal (STF), Carmen Lúcia, pero la reunión no se realizó por problemas de agenda de esta última, dijeron fuentes del máximo tribunal.
Las tensiones saltaron a la luz cuando Calheiros llamó “juececito” a un magistrado de primera instancia, Vallisney Souza Oliveira, por haber ordenado detener a cuatro policías del cuerpo especial del Senado; los agentes son sospechosos de operaciones de desinstalación de dispositivos de escuchas telefónicas y ambientales en las residencias de legisladores investigados.
Carmen Lúcia pidió respeto entre los poderes y dijo sentirse atacada personalmente por los insultos contra el juez.
“odio y asco”. El poderoso senador, que es a su vez investigado en causas por corrupción ante el STF, también atacó al ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, por avalar los arrestos. Calheiros dijo sentir “odio y asco por los métodos fascistas” y anticipó que no asistiría a una reunión en la que ambos coincidirían este viernes para tratar cuestiones de seguridad pública.
En medio de disputa, el STF agendó para el 3 de noviembre una sesión para definir si un político procesado puede estar en la línea de sucesión presidencial. Calheiros, segundo actualmente en la secuencia de la jefatura de Estado (detrás del presidente de la Cámara de Diputados), fue denunciado por la Fiscalía general en 2007, en un caso que corre bajo secreto de sumario. Pero no fue hasta ahora procesado.