Acevedo, profesor de Teoría del Estado en el curso de magíster de la Academia Policial, y catedrático en el Instituto de Altos Estudios Estratégicos, afirmó que la cuestión de la seguridad de Estado no se trabaja con la debida planificación.
“Estas publicaciones sobre la mala distribución del personal policial revelan que no hay seriedad en la concepción de seguridad, y mucha desprolijidad en la aplicación”, expresó al referirse a los 5.000 policías que están comisionados para encargarse de la custodia personal de las autoridades y sus familias.
Afirma que la seguridad es un concepto político con connotación cultural y aplicación práctica y reconoce que se debe proteger a las autoridades, pero recuerda que no todos precisan de ese servicio.
De acuerdo a un informe oficial de la Comandancia de la Policía, el fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, tiene a su disposición para su custodia personal y de su familia a 36 policías.
Dicho informe también revela que el ministro del Interior, Francisco de Vargas tiene a 24 custodios y sus viceministros cuentan con 16 efectivos policiales.
Los legisladores no se quedan atrás y se distribuyen 425 policías, siendo los que más guardias tienen los senadores Robert Acevedo (13 policías), Óscar González Daher (12), Juan Carlos Galaverna (10) y el diputado Hugo Velázquez (10)
Redistribución. Acevedo no cree que “los 5.000 policías mal destinados, al volver a la calle solucionen el problema del delito” aunque considera que deben ser redistribuidos.
Recordó que el ministro De Vargas hace años que está protestando porque no dispone de casi 4.000 policías.
Resalta que la Policía va a cumplir su función de prevenir y perseguir al delito y al delincuente si está bien entrenada y bien pagada.
Sin embargo, indicó que eso supone una política de seguridad integral, educación en la academia, en las instituciones de entrenamiento policial, buen equipamiento, buen salario y una evaluación permanente de su gestión.
Refirió que esa política de seguridad está en los manuales, en la formulación, “pero creo que los responsables no leen, no entienden o habiendo leído y entendido no la aplican”.
Subrayó que no hay un debate sobre la política de seguridad porque nuestras instituciones y gobernantes actúan por contingencia y no por sistema. “Les devora el día a día y no les permite pensar y planificar”, calificó.
Insistió en que un gobernador o un diputado tenga 15 o 20 policías es una ostentación de mal gusto, no de la policía sino del que está siendo protegido. “El paraguayo pues quiere a la policía detrás, es una vanidad de baja estofa”, refirió.
Añadió que “el propio policía luego quiere ir, quiere estar atrás del diputado, eso le da prestigio social. Hay un circuito de mal gusto, circuito culturalmente marginal y tenemos que reivindicar social, cultural, económica y políticamente a la policía”, indicó, señalando que eso es función de los ministerios de Interior y de Defensa y del Ministerio Público.
Instó a abordar la realidad con pragmatismo, racionalidad y con la voluntad de corregir, porque “hay mucho ayuno en materia de seguridad”.