28 mar. 2024

Es cierto, presidente, hablar de reelección es perder el tiempo

Atinadas son las expresiones formuladas ayer por el presidente Horacio Cartes, en el sentido de que “hablar de la reelección es una pérdida de tiempo”. Lo es, primero, porque como él mismo lo recordó, la Constitución no lo permite. Lo es porque implica un debate absolutamente extemporáneo. Pero, sobre todas las cosas, lo es porque la principal responsabilidad del Gobierno en funciones es abocarse a aprovechar la mitad del periodo que le resta para bregar por el desarrollo económico y social del Paraguay. Cabe, pues, resaltar las manifestaciones del mandatario, recalcándolas como un compromiso que él mismo debe asumir de cara al futuro, para evitar especulaciones sobre un tema remanido e inconveniente

El señor presidente fue enfático ayer al declarar que el debate sobre la reelección es una “pérdida de tiempo”. “Por qué hablar de reelección si la Constitución no nos lo permite; la Constitución no permite a ningún paraguayo ser reelecto, no me permite a mí y a nadie”, amonestó. A renglón seguido, instó a “parar de hablar de algo que no está permitido. Si vamos a gastar tiempo en eso, estaremos deshonrando nuestro compromiso asumido”.

En lo único que no acertó el mandatario fue en señalar que los “únicos” que plantean la cuestión son “los periodistas”. Es bien sabido que han sido varios los políticos y dirigentes partidarios que hablaron del asunto en los últimos años y meses, y que la prensa no ha hecho otra cosa que cumplir con su misión, una de las cuales consiste en transmitir los temas que se plantean en el debate público. De todos modos, son encomiables las manifestaciones del presidente Cartes. Son también oportunas y –esperemos que– terminantes. Ojalá impliquen un compromiso de su parte de cara al futuro, a fin de evitar nuevas especulaciones sobre un tema tan remanido como inconveniente. En todo caso, desde los medios de comunicación le recordaremos en el futuro al primer magistrado sus taxativas formulaciones.

En efecto, el texto de nuestra Ley Fundamental es lo suficientemente claro. El artículo 229 prescribe que: “El presidente de la República y el vicepresidente durarán cinco años improrrogables en el ejercicio de sus funciones, a contar desde el quince de agosto siguiente a las elecciones. No podrán ser reelectos en ningún caso”. La formulación es contundente: EN NINGÚN CASO.

Es evidente que, tras la larga noche stronista que nos tocó sobrellevar durante 35 inacabables años, sumados a los tantos otros acumulados por las dilatadas dictaduras que asolaron al Paraguay, el espíritu y la letra de la Constitución de 1992 apunta a evitar que ningún gobernante más, bajo ninguna circunstancia, se sienta siquiera levemente tentado a perpetuarse en el poder.

El próximo 15 del corriente la administración de Cartes llegará a la mitad de su mandato. Entonces, solo le restará la segunda mitad de su periodo para disponerse a dar cumplimiento a las promesas que formuló durante la campaña política que derivó en su ascenso al poder, reflejadas, en buena parte, en el discurso de transmisión del mando pronunciado el 15 de agosto de 2013.

Allí, entre otras tantas cosas, el mandatario le declaraba formalmente la “guerra a la pobreza”, anunciando que sus mejores esfuerzos estarían orientados hacia la erradicación de este flagelo que tanto daña la dignidad de los paraguayos que menos oportunidades han tenido en el pasado y tienen en la actualidad. Por todas estas razones, no podemos sino darle la entera razón al presidente Cartes: hablar de reelección es una pérdida absoluta de tiempo, sobre todo porque insume energías que su administración debe imprimir en la construcción de una sociedad más justa, más humana y con más trabajo para todos.

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