La medida, que fue anunciada ayer, representa un gran paso para el panel de clérigos y laicos, incluidas mujeres, las que en su mayoría tienen poca experiencia previa en el Vaticano. El grupo ha enfrentado dificultades para ser aceptado plenamente dentro de la estructura de poder de la iglesia.
La decisión de recurrir a la experiencia de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores fue tomada luego de que un monseñor francés, que enseñaba a obispos recién ordenados cursos sobre cómo ser nuevos líderes en la iglesia, generó conmoción al decirles que no necesariamente tenían que reportar los abusos sexuales a menores a las autoridades civiles.
Los comentarios de monseñor Tony Anatrella fueron reprochados más tarde por el presidente de la comisión, el cardenal Sean O’Malley, de Boston, quien dijo que los obispos tenían “la responsabilidad moral y ética” de hacerlo.
El escándalo mundial por los abusos sexuales de sacerdotes se hizo público por primera vez en Boston en 2001, cuando se reveló que a quienes eran descubiertos se les trasladaba de parroquia en lugar de informar a la Policía. Francisco comparó el abuso a menores por parte de sacerdotes al culto al diablo y prometió “tolerancia cero” y estableció la comisión en 2014, un año después de asumir como pontífice, para asesorarlo sobre cómo erradicar el abuso sexual de la iglesia. REUTERS