“Los miembros del Consejo me han pedido que viaje a Burundi para consultar con el Gobierno, escuchar sus posturas y preocupaciones (...) y aclarar nuestros objetivos”, explicó Benomar a los periodistas tras reunirse con el máximo órgano de decisión de Naciones Unidas.
El diplomático defendió que es necesario “un diálogo renovado” con el Ejecutivo burundés, después de que este rechazase un despliegue de 228 policías aprobado por el Consejo de Seguridad para ayudar a estabilizar el país tras meses de tensión política.
Además, en los últimos días Burundi prohibió la entrada a tres investigadores de la ONU, a los que declaró “personas no gratas”, tras la publicación de un informe en el que denunciaron graves violaciones de los derechos humanos por parte de las autoridades.
También anunció el fin de “toda cooperación y colaboración, hasta nueva orden, con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR)” y decidió abandonar la Corte Penal Internacional (CPI), que investiga los crímenes cometidos durante la actual crisis.
Benomar insistió hoy en que el objetivo de su visita al país es trabajar en una salida “consensuada” a la actual situación.
Burundi sufre una crisis desde que en abril de 2015 el presidente, Pierre Nkurunziza, anunció que se presentaría por tercera vez a las elecciones, algo que prohibía la Constitución y violaba los acuerdos que acabaron con una larga guerra civil en 2005.
La crisis política ha causado cientos de muertos en el último año y ha hecho que unas 400.000 personas huyeran de sus hogares, según datos de la ONU.