28 mar. 2024

Entre lo podrido y lo floreciente

Generación Milenio

Corrupción, haraganería, pereza, escaso amor propio y exiguo deseo de realización personal. Eso nos demuestra lo acontecido días atrás en el Congreso Nacional, con la protesta de los funcionarios ante la posibilidad de perder sus múltiples aguinaldos y millonarios beneficios, por trabajar 40 horas a la semana. No es más que un simple reflejo de lo deteriorado que está el país, no solo el Estado. Obviamente, no todos los trabajadores públicos son corruptos. Me consta que hay personas honestas, esforzadas, inteligentes y, sobre todo, serviciales, pues, a fin de cuentas, trabajar para el Estado significa prestar un servicio a la población.

Pero, ¿dónde están estas buenas personas? ¿por qué no las vemos? ¿por qué no se traducen en ejemplos positivos para los niños, con el fin de mejorar la generación venidera de paraguayos? Allí entra a tallar el rol de los medios de comunicación, casi tan deteriorados como el Estado, en especial la televisión.

Doy dos ejemplos: Humberto Paredes y David Riveros García. Dos jóvenes estudiantes sobresalientes, elegidos por organismos internacionales para participar de importantes cumbres. Paredes fue convocado por la prestigiosa Universidad de Harvard para participar, en agosto, de un evento político y económico en Japón.

Riveros fue invitado por el Consejo de Europa para participar del Forum Mundial por la Democracia, a realizarse en octubre. Además, es fundador de la organización anticorrupción Reacción Juvenil de Cambio. Irónico ¿no? Una institución paraguaya que fomenta la lucha contra la corrupción. No vi que estos jóvenes tuvieran minutos en algún canal de aire local. No vi que causen el mismo impacto mediático que una modelo. Como ellos, hay miles de compatriotas sobresalientes, pero no tienen espacio para convertirse en buenos ejemplos, porque, simplemente no venden.

El amarillismo barato, el sensacionalismo, los programas morbosos (eróticos) venden, no hay duda; venden y mucho, pero no construyen. Al contrario, destruyen cualquier resto de moral, raciocinio y generan alienación, todo, con el pretexto de que es entretenimiento para la familia. Se debe recordar que los medios (principalmente la televisión) ya no solo entretienen, sino que educan.

Debemos denunciar los hechos corruptos pero también dar esperanza. Entre lo que ya está podrido y lo que está floreciendo, prefiero dar más impulso a lo último. La mejor forma de ir saliendo de décadas de corruptela, de podredumbre estatal, es dando lugar, visibilidad, a los buenos ejemplos. Aquellas personas que inspiren el deseo de superación en los demás, más allá de cualquier ideología religiosa y política. Sencillamente, siendo un buen ser humano, un buen paraguayo.

Somos lo que consumimos, reza la frase.

Entonces, Paraguay debe cambiar su dieta mediática.