Esta posición supone una dura derrota política para el presidente Horacio Cartes y el líder liberal y presidente del Congreso, Blas Llano, quienes apadrinaron el cambio de cuatro ministros.
El tema quedó para marzo, cuando se reinicie la actividad del Congreso. En este tiempo, se intentará romper tres votos.
En este proceso, todos cometieron errores.
el diálogo. Aunque los líderes partidarios defienden que el tema ha sido analizado en sus partidos, una de las quejas es que no se dio un debate profundo sobre los cambios. De hecho, la ausencia más notoria fue la del presidente Cartes. Las pocas veces que balbuceó sobre el tema dijo que era un asunto del Congreso. Muy equivocado de su parte: el cambio de uno o más en la Corte es una tarea que involucra directamente al Congreso y al Ejecutivo. Y suponiendo que él pretenda ubicar a los juristas más honorables, con más razón debe sentar su posición pública. Dentro de la disidencia de la ANR y del PLRA le cuestionan justamente esa supuesta no injerencia.
Otro error de cálculo grave fue ningunear a la oposición. Pensaron con soberbia que iban a lograr la unidad granítica, con lo cual los votos sobraban. No contaron con que dos liberales y cinco colorados se opondrían en abierto desafío a las cúpulas. Entonces los 11 votos de la bancada socialista se volvieron necesarios.
Pero ya fue tarde.
Este error en el planteo le dio oxígeno a Lugo con una presencia discreta en el Parlamento.
una mochila muy pesada. En el bloque antijuicio político argumentan el rechazo señalando que se debe apuntar a una reforma más profunda. Sin embargo, el telón de fondo, por lo menos entre los disidentes liberales y colorados es simplemente una pulseada política y el placer de obligar a “morder el polvo” a Llano y Cartes.
Lo consiguieron, pero a un precio demasiado alto. Porque los defendidos a excepción de César Garay, acusado de “irritante morosidad”, probablemente el más benigno de los pecados, frente a los que dicen fuera de micrófono contra Bajac y Blanco, a los que ni el PLRA se anima a defender.
No es muy creíble que políticos que toda la vida hicieron de la política clientelar y prebendaria su modo de vida, de repente “vean la luz” y quieran una Corte independiente.
Ellos saben que cargan con una mochila muy pesada. Dos de los cuestionados (Bajac y Blanco) aparecen en un tarifario judicial para liberar a narcotraficantes, según se encontró en la computadora de un camarista. El otro, Víctor Núñez, más astuto, renunció antes. En esa ignominiosa lista aparece también Antonio Fretes, pero él sigue con apoyo político, por ahora.
coherente. Muchos cuestionan que Lugo defienda ahora a la Corte cuando que su ingreso exitoso a la política se dio justamente con un reclamo de renuncia masiva allá por marzo del 2006. Fue cuando reclamó que los ministros colorados Raúl Torres Kirmser, Antonio Fretes, Víctor Núñez, Wildo Rienzi y Alicia Pucheta le abrieron la ventana para asumir la presidencia de la Junta de Gobierno a Nicanor Duarte Frutos.
En la presidencia de Lugo se dieron dos cambios en la Corte con un cuoteo muy suave: la liberal Gladys Bareiro y el independiente Luis María Benítez Riera. Si bien durante su gobierno hubo intentos de cambios en la Corte, es el presidente que demostró menos interés en los cambios en la Corte.
Cuando en el 2012, algunos ministros se declararon inamovibles, Miguel López Perito, entonces secretario de Lugo y hoy en otro partido, fue muy duro con Blanco.
carrera. Si para muestra basta un botón, Llano y Cartes y los opositores pueden demostrar con la vacancia de Víctor Núñez su supuesto deseo real de eliminar el cuoteo y elegir al mejor y valiente jurista.
Pero basta con mirar quiénes integran el Consejo de la Magistratura para tener dudas legítimas. Aunque Enrique Riera diga a voz en cuello lo contrario, es difícil creer que los miembros no jueguen su propio partido. Riera, colorado, es representante de Cartes en el organismo; el diputado colorado Éber Ovelar, quien votó a favor por el juicio político, pero su hermano, senador Beto Ovelar, dice no. Enzo Cardozo es el riñón de Blas Llano, el abogado Adrián Salas responde al senador Enrique Bacchetta. Quedan más esperanzas con los representantes de universidades, Osvaldo González y Cristhian Kriskovich.
Por eso es absurdo pretender la inexistencia del cuoteo partidario porque la esencia misma de la selección tiene a los partidos como protagonistas en la selección de la terna, la elección del ministro cuyo okey final lo da el presidente.
Con base en este esquema realista, lo que hay que pelear es que este cuoteo apunte hacia personas que puedan honrar la Justicia.
