El día comenzó con intentos de bloqueo por parte de varios grupos de manifestantes para que los simpatizantes de Trump no pudieran acceder a los puntos del recorrido del desfile inaugural reservados para el público en el centro de Washington. En algunas puertas, personas al grito de “Trump no es mi presidente” y “No a Trump. No al KKK. No a un EEUU fascista”, crearon cadenas humanas para obligar al cierre de los accesos, mientras que la Policía hacía lo posible para permitir el paso de aquellos que buscaban tomar sitio para saludar al flamante presidente. En otros accesos los manifestantes se mezclaron de manera pacífica con los centenares de miles de personas que querían celebrar la toma de posesión de Trump, quien llega con el más bajo índice de popularidad de la historia reciente del país y que ha escandalizado con sus comentarios contra inmigrantes, musulmanes o mujeres.
En la plaza del Memorial de la Armada, aledaña a la avenida Pensilvania, por donde desfiló Trump, varios centenares de opositores al nuevo presidente colocaron un escenario y se concentraron para mostrar su descontento a pocos metros de la comitiva.
La Policía antidisturbios cargó y lanzó gases lacrimógenos y gas pimienta para dispersar a los manifestantes, que respondieron lanzando cascotes, montando barricadas, destrozando vehículos policiales o privados y prendiendo fuegos en plena calle. efe