El evento mundial conocido como La hora del planeta cumplió este sábado su edición número 10. Patrocinado por WWF, Fondo Mundial para la Naturaleza, este apagón eléctrico voluntario se realiza cada último sábado de marzo de cada año. Hogares y empresas alrededor del mundo apagan luces y aparatos eléctricos durante una hora. La idea es recordar el malgasto de energía y la importancia de hacer algo contra el cambio climático.
La generación de energía es un problema para el mundo. Cuando comienzan a agotarse los recursos, que ya fueron consumidos por nuestra fiebre consumista y de producción de más y más productos para ser consumidos, lo que queda es inventar nuevas fuentes de energía. Por lo general, no suele ser tan fácil ni tan limpio encontrar fuentes. Como muestra tenemos la usina nuclear que quieren construir en Formosa, Argentina. Imaginen eso.
Paraguay, y disculpen la perogrullada, es uno de los más grandes productores de energía limpia. Con sus tres represas hidroeléctricas produce energía como para regalar a todos los paraguayos.
Pero alguna divinidad nos castigó por alguna razón, y nos ha mandado a políticos malos, funcionarios públicos inútiles y una población que, como resultado de un proceso político, social y cultural no termina de convertirse en ciudadanía, de asumir su madurez como sociedad y salir a las calles a reclamar por la corrupción y el abuso por parte de sus autoridades.
De memoria conocemos el discursito de cada ex presidente de la ANDE, cuando justifica que la luz se nos corte a cada rato, en cualquier época del año, con frío o calor, con viento y sin él, lluvia o tormenta.
La deficitaria capacidad de transmisión nos hace sufrir los apagones y la culpa la tienen los que tuvieron en sus manos la solución de prevenir esta situación y no lo hicieron. Décadas y décadas de malos gobiernos e irresponsables funcionarios hacen que toda esta nuestra energía limpia no nos sirva para nada.
Ahora encima tenemos que pagar más cara la ineficiencia de la ANDE; y con el aumento de la tarifa vendrán otros aumentos, nuestra vida será todavía más cara, pero algo es seguro, los apagones seguirán formando parte de nuestras vidas.
Esta situación es tan miserable que no da ni para el mal chiste. Aunque una no se puede resistir a sugerir que, como mínimo, los buenos de WWF deberían entregarle algún reconocimiento público e internacional a los malos de la ANDE. Gracias a ellos, en Paraguay todos los días es La hora del planeta.