Si no nos ocupamos de ellas, quienes estamos ya hartos de tantas injusticias, corrupciones, mal gobierno y manipulación de todas las clases, veremos cómo se afianza la impunidad y los corrompidos seguirán en el poder más años y llegarán fuertes a las nacionales para ganar y caminar más cerca de una dictadura.
Pero, si le damos la importancia relativa que ahora tienen y los dos bloques de izquierda con los sectores progresistas se unen (teniendo en cuenta la hartura popular ante este desgobierno que actúa a favor de los enriquecidos y sin sentido social), el pueblo puede ganar la alternancia en Asunción y otros lugares simbólicos y la democracia se consolidará.
Escribo esto y se sonreirán los que siempre están en el gobierno. Están convencidos de que su victoria es segura. ¿De dónde les nace esta seguridad?
Porque tantos años en el poder han puesto en sus manos, a su favor, la maquinaria del Estado con la plata y la organización de las instituciones.
Porque ya es común, y de siempre, la compraventa de votos en total impunidad y sin que nadie vaya preso como manda la ley.
Porque el clientelismo, nacido en la dictadura y desarrollado en los 25 años siguientes ya es parte de nuestra cultura. Y, una gran parte de nuestra población ya no actúa como ciudadanos sino como clientes del partido.
Porque el TSJE, que debiera cambiar todo esto, está copado por el partido que, por ejemplo, mueve a su conveniencia los lugares de votación, poniéndolos o quitándolos de ciertas mesas para disminuir la influencia de los que ellos consideran opositores.
Por eso, esta manera de actuar durante años ha abierto los ojos al pueblo, que ya exige la alternancia.