EFE
En un comunicado, el departamento que dirige Manuel Valls indicó que está analizando “de forma profunda todas las vías jurídicas que permitan prohibir” los espectáculos de Dieudonné, que considera que “no tienen una dimensión creativa pero contribuyen, en cada nueva representación, a incrementar los riesgos de desórdenes públicos”.
La reacción de Interior se produce después de que el cómico, condenado en el pasado por manifestaciones racistas, como la negación del Holocausto, delito en Francia, volviera a cargar contra algunos periodistas en el espectáculo que representa en su propio teatro, situado en el sur de París.
Recientemente, el humorista atacó duramente al periodista Patrick Cohen, presentador del programa matinal de la radio “France Inter”, al que decía que “no tendría tiempo ni de hacer las maletas si las cosas cambiaran”.
Al tiempo, el cómico afirmaba que cuando escucha el nombre de ese periodista “lamenta” que no haya cámaras de gas.
El Ministerio del Interior consideró que debe ir más lejos contra Dieudonné, al que las condenas por injurias racistas no parecen frenar.
“Declaración tras declaración (...) ataca de forma evidente e insoportable la memoria de las víctimas de la Shoah”, indicó la secretaría de Estado.
El humorista fue condenado a finales del mes pasado a una multa de 28.000 euros por difamación, injuria y provocación al odio y la discriminación racial por la letra de una canción que difundió a través de internet, en la que se mofaba de las víctimas del Holocausto.
Dieudonné ha creado, además, una gran polémica en el país al popularizar un gesto, bautizado como la “quenelle”, que imita el saludo nazi.
El cómico tiene un gran éxito a través de internet, donde su canal de “Youtube” cuenta con casi 200.000 seguidores y algunos de sus vídeos han sido vistos más de 2 millones de veces.
La iniciativa del Ministerio del Interior fue respaldada por el Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia (CRIF), cuyo presidente, Roger Cukierman, calificó en la televisión BFMTV a Dieudonné de “seudohumorista” y de “comerciante del odio”.
