Lamentó que existan jóvenes sin rumbo “pero no porque ellos sean malos o culpables”. “Pregúntenle dónde está su papá y su mamá”, manifestó. “Cómo se van a levantar si no tienen quién les sostiene. Cómo van a crecer bien si nosotros no estamos a su lado”, reclamó al agregar que ese punto se debería de tener muy en cuenta.
“No debemos echar la culpa sobre ellos”, insistió el presbítero al instar a los encargados del hogar a alentar a los jóvenes, en vez de culparlos.
Además, agregó que el divorcio es una cuestión de elección, a pesar de la no aceptación de Dios y que el mal corrompe siempre al ser humano. Así también dijo que no debemos dejar que el dinero sea el mayor valor que tenemos en nuestra vida, necesitamos una urgente conversión y espiritualidad, apuntó.