Video: Ivonne Velázquez
La historia paraguaya resalta el rasgo de lucha y valentía de la mujer. En 1868, la mujer se despojó de los prejuicios que la oprimían y, a veces, la desmotivaban para tomar el coraje de luchar y combatir en campo de batalla en aquella histórica Guerra de la Triple Alianza. No contenta con mostrar su valía, se encargó de reconstruir la nación tras el enfrentamiento.
Hoy, la mujer sigue luchando en una sociedad que la menosprecia. Esta realidad se vuelve palpable en la asignación de salarios –los hombres siguen recibieron mejores pagas salariales que los mujeres–, en materia de oportunidades laborales o, simplemente, en la falta de respeto con la que se la trata cuando camina por las calles o al intentar amamantar a sus hijos en lugares públicos (o, tristemente, siendo militar).
Atendiendo a esta problemática social, y conmemorando el Día de la Madre a nivel país, un equipo de ULTIMAHORA.COM decidió contar la historia de tres mujeres que se negaron a vivir con la carga de los prejuicios y la sumisión, y no solo se graduaron como “grandes madres”, sino tomaron otras responsabilidades en el camino de formar a los hijos y, a la vez, emprendieron negocios dejando de lado la zona de confort.
Doña Francisca Rolón, de 72 años; María Gloria Cabral, de 52, y Blanca Cardozo, de 67, son tres mujeres emprendedoras. Dos de ellas lograron construir un hogar siendo madres solteras, apostando por la creatividad para que sus hijos tengan un mejor futuro, uno al que ellas no tuvieron acceso.
Francisca tiene dos hijos. Sin embargo, decidió adoptar a una niña más luego de que una mujer la dejara en sus brazos para que la criara. Sus limitaciones económicas y su difícil realidad no le fueron suficientes para negarse, y aceptó dar lo mejor de ella a los tres por igual. Está casada desde hace más de 40 años, aunque siempre tuvo en su corazón el deseo de progresar por sus propios medios; y así fue como emprendió.
Es integrante del Comité de Mujeres Emprendedoras de la Fundación Paraguaya. Es modista y confecciona varios estilos de ropas sobre pedidos. Además apuesta por el reciclaje. Tiene un negocio donde hace croché, manteles, bolsones y hasta dulces de distintas frutas para comercializar sus productos al público exterior. En sus tiempos libres adora pintar cuadros, al menos para decorar su acogedora vivienda.
Doña María Gloria Cabral es madre soltera. Tuvo que criar sola a tres hijos. El mayor es sicólogo laboral, el segundo está cursando la carrera de Medicina en Encarnación y la última termina la secundaria este año. Para que una excelencia educativa acompañe a sus hijos, tuvo que vender joyas, ropas y hasta baterías para autos.
Emprendió un negocio de prendas de vestir y de joyas. Sin embargo, con la necesidad de dar siempre lo mejor a sus “pequeños”, aunque esto implique verlos solo cuando se dormían, empezó un negocio que se basaba en vender y colocar baterías para automóviles en Encarnación. Aprendió lo suficiente de mecánica automotriz pese a las burlas que podrían lanzarle, al comienzo, aquellos conocidos como machistas en nuestra sociedad.
Ella tuvo que ser hija, madre, docente en sus inicios, una fiel soñadora y todo un sostén a la vez para su familia. Su trabajo no fue fácil, pero, según mencionó, fueron los obstáculos y la sonrisa de cada uno de sus hijos los elementos que siempre la hicieron levantarse ante las fuertes caídas. No existió barrera u opresión que la haya hecho tirar la toalla en ningún solo momento.
La tercera mujer emprendedora es doña Blanca Cardozo. Su historia es igual o peor en cuanto a dificultades. Cuando era joven, a su hermana le diagnosticaron lupus, al mismo tiempo en que a su madre perdió la visión a causa de la diabetes. Ella cuidaba de las dos, mientras trabajaba “haciendo de todo” para comprar los medicamentos que ambas necesitaban.
Su hermana falleció un tiempo más tarde y el único hijo que tenía quedó sin un hogar. Ante esto Blanca gestionó varias documentaciones e hizo efectiva la adopción de su sobrino, con el fin de darle un nuevo hogar ante la muerte de su madre. Fue ahí cuando apostó igualmente por traer un hijo suyo al mundo. Así lo hizo, pero como madre soltera. La figura de su pareja siempre estuvo ausente.
Su pequeña, hoy con 30 años, es odontóloga. Para que esto fuese una realidad, según contó, tuvo que comprar motores de heladeras del exterior para comercializarlos. Hoy es dueña de su propio negocio de refrigeración; un conocido centro comercial de repuestos el cual existe hace 28 años aproximadamente. Sigue trabajando con las mismas ganas de siempre, pese al transcurso del tiempo.
Estas son solo tres historias que nuestro equipo pudo juntar para celebrar el día de aquellas mujeres luchadoras que siempre optaron por “la milla de más” para ver crecer a sus hijos y seres queridos en medio de “un mundo mejor”, con mejores oportunidades, mayor educación y menos prejuicios.
Emprendieron porque entendieron que si ellas no luchaban por hacer realidad sus sueños, siempre trabajarían bajo el yugo de otros, cumpliendo sueños ajenos.