La mujer trabajó en la casa desde que tenía 21 años de edad. Allí sus labores eran muy variadas, “cocinaba, lavaba las ropas sucias, planchaba, limpiaba el jardín, lavaba el auto y me iba al supermercado”, dijo Villa a Telefuturo.
Comentó que también tuvo como parte de sus labores diarias cuidar de los hijos de sus patrones que ahora ya son grandes, mayores de edad, y que fueron ellos los que decidieron despedirla.
“Dicen que por la enfermedad que tiene la señora ya no pueden pagarme”, comentó la mujer, quien recordó que cuando su jefa comenzó a estar en cama, era ella quien se ocupaba de su cuidado, tanto de bañarla, vestirla, como darle de comer y transportarla por varios sectores de la casa, sin descuidar las otras labores del hogar.
Catalina cobraba salario mínimo, mucho más de lo que cobran muchas empleadas domésticas en la actualidad, pero el jueves los hijos de quienes hace 37 años la habían contratado decidieron despedirla, pagándole como indemnización la suma de G. 1.600.000.
Según el certificado laboral emitido por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Catalina deber recibir la suma de G. 36.121.357, pago que según dijo insistirá en recibir.
Así también, lamentó que nunca estuvo asegurada en el Instituto de Previsión Social (IPS) y que durante el tiempo que trabajó allí tuvo que ser intervenida quirúrgicamente en cinco ocasiones y en todas ellas tuvo que costear los gastos y comprar los medicamentos ella misma.
Villa Benítez recordó que siempre realizó todas sus labores con muchas ganas y que nunca puso mala cara sus patrones. “Siempre les atendía con una sonrisa en la cara”, refirió.