Mano derecha para el entrenador Eduardo Villalba, que realizó un planteamiento táctico acorde a su rival. Emuló a los equipos que supieron complicar al Decano a lo largo del torneo, y si no fuera porque la fortuna le dio la espalda, el resultado hubiera sido más favorable.
El Gumarelo cerró todos los espacios y en segunda instancia buscó hacer daño a la última zona franjeada, que sigue cometiendo errores imperdonables. Libertad jugó con la necesidad de su rival y el trabajo le salió bien.
desconocido. En la otra mitad de la cancha estuvo un equipo desdibujado. Falto de ideas y esa rebeldía necesaria cuando lo futbolístico no alcanza para quebrar a un planteamiento táctico.
El gol de Sasá, en posición adelantada, fue un golpe del cual a Olimpia le costó reponerse. Pero no porque sintió el gol y fue superado, sino porque nunca supo qué hacer con el balón cuando llegaba a posiciones ofensivas. Y las veces que ganaba por los costados, la terminación siempre fue mala.
El gol de Bareiro fue mérito a la insistencia, pero en la siguiente jugada, el tanto de Danilo fue una cachetada que lo sintieron hasta los hinchas.
Mauro Caballero movió sus piezas, y acertó con Biancucchi, que apostó a lo individual y generó cosas interesantes.
En el final Libertad desperdició dos contragolpes claros y terminó pagando caro. Porque la fortuna ayer se puso la franja negra y dio una gran mano en el gol de Richard.