Las esperanzas de la gran mayoría de los estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción en la realización de la Asamblea Universitaria del pasado jueves, en la que se debían tratar nuevamente las propuestas de reforma del Estatuto de la casa de estudios, se vieron nuevamente truncadas cuando las autoridades decidieron suspender la sesión, pretextando que no existía seguridad porque los alumnos habían invadido el predio del Rectorado.
Aunque el inicio de los incidentes no fue debidamente aclarado, como tampoco la agresión violenta con cadenas que recibieron varios alumnos por parte de guardias de seguridad privada, lo ocurrido fue el argumento que las autoridades usaron para evitar nuevamente debatir las propuestas de los estudiantes y postergar lo más posible la necesaria asamblea.
Mientras tanto, se ha puesto en marcha una nueva estrategia, con unas 7 facultades que ya han convocado a elecciones del Consejo Directivo, del Tribunal Electoral Independiente y de la Asamblea Universitaria, teniendo en cuenta que el Estatuto establece que los comicios deben realizarse hasta el 15 de octubre.
La cuestión es que estas elecciones se plantean realizar por el sistema aprobado por la mayoría de autoridades y docentes en el que estos sectores siguen teniendo el control, sin incorporar las reformas exigidas por los estudiantes, en las que reclaman una paridad de los distintos estamentos, para un manejo más democrático e igualitario.
Los estudiantes proponen suspender las elecciones hasta que se puedan tratar las propuestas de reforma del Estatuto, de manera a que las nuevas autoridades ya resulten electas con un sistema renovado. Pero obviamente quienes integran la poderosa claque que viene manejando la UNA desde hace varios años, y que la han convertido en un antro de corrupción, favoritismo político y mediocridad académica, se resisten a ceder sus privilegios.
En este contexto, la movilización estudiantil que se inició hace más de un año con el nombre de #UNAnotecalles, tras una serie de investigación periodística de ÚH que desnudó la corrupción existente en el Rectorado y en varias facultades de la UNA, está lejos de concluir. Aunque hace algunas semanas se ha llegado al paro estudiantil en el 100% de las facultades e institutos, ahora la lucha también será jurídica, ya que los gremios estudiantiles anuncian que pedirán un amparo judicial para tratar de frenar las elecciones según el viejo esquema.
Habrá que ver hasta dónde la claque que maneja la UNA consigue seguir frenando los vientos del cambio. Mientras, lamentablemente, la forzada prolongación del conflicto ocasiona graves perjuicios, no solo a los alumnos que siguen sin poder regularizar sus calendarios académicos, sino a la misma sociedad, que sigue sin poder contar con una universidad mejor.