Dios hizo el Cielo y la Tierra; todo lo demás se hizo en China. La exageración no quita que allí se fabriquen el 90% de las computadoras personales; el 80% de los aparatos de aire acondicionado; el 75% de los paneles solares y el 70% de los celulares.
Este crecimiento económico, ¿tendrá como consecuencia un desarrollo militar agresivo? ¿Es una amenaza para la paz mundial? Pienso que no, y me remito a un interesante artículo de Pepe Escobar (véase el sitio www.TomDispatch.org ).
Que no haya confrontación armada no significa que no haya confrontación económica. En este sentido, China puede enfrentar dificultades por el este y por el oeste.
Por el este, a causa del TPP, como se conoce al tratado de libre comercio que negocian Canadá, Estados Unidos, Japón, Australia y ciertos países americanos y asiáticos. Entre los críticos del TPP se encuentra el millonario norteamericano Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York. Bloomberg se molestó porque el TPP permite a las tabacaleras demandar a los gobiernos que toman medidas para reducir el tabaquismo.
Por el oeste, la inquietud podría venir de Tafta, siglas inglesas del acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos y la Unión Europea, que se ha negociado en el mayor secreto, como el TPP.
El destape de WikiLeaks ha revelado ciertas verdades incómodas sobre los dos proyectos de tratado internacional, lo cual ha fomentado una actitud poco favorable en la opinión pública. En ambos casos, ha molestado que se pretendiera dar a las multinacionales el derecho de demandar a los estados nacionales en tribunales demasiado ligados a los intereses corporativos, que deliberan en secreto y cuyos fallos son inapelables. Son motivo de demanda las disposiciones estatales que les hagan perder dinero a las multinacionales al proteger la salud, los intereses laborales o el medioambiente.
Si se aprueban ambos tratados de libre comercio, China puede verse excluida y perjudicada (es posible que esta sea la intención de los signatarios).
No será la única nación perjudicada por el fortalecimiento de las multinacionales, que se convertirán en autoridades de hecho, sin que su autoridad dependa de la voluntad popular; sin que tengan la obligación de rendir cuentas a nadie. Se fortalecerá también un sistema económico mundial que no es sostenible. No es sostenible, por ejemplo, lo que hizo Río Tinto en su mina de Buganvilla (Papúa Nueva Guinea), donde contaminó la naturaleza con sus residuos tóxicos (plomo, mercurio y arsénico entre otros).
Por cierto, China ha dañado la naturaleza, hasta el punto de convertirse en el primer contaminador mundial.
Sin embargo, ha tomado conciencia del problema y adoptado medidas conducentes a paliarlo.
Esto incluye el acuerdo firmado recientemente con los Estados Unidos.
Si las dos potencias cumplen con lo pactado, darán un buen ejemplo al resto del mundo. Si no lo hacen, se volverá mucho más difícil enfrentar la amenaza que nos concierne a todos, y que es el cambio climático. Este es el verdadero enemigo, y no las enemistades que suelen inventarse por motivos políticos, como un presunto expansionismo chino.