EFE
El Bolshói, considerado la catedral mundial del ballet, rindió tributo a Plisetskaya con un minuto de silencio antes del espectáculo “La dama de las camelias”.
Precisamente, Plisétskaya labró su fama en ese teatro, donde comenzó a bailar en 1941, con apenas 15 años de edad, y sustituyó a la mítica Galina Ulánov como “prima ballerina” en 1960.
“La pérdida de Maya es enorme, no sólo para la cultura rusa, sino para todo el mundo del ballet”, dijo Vladímir Urin, director del Bolshói.
Urin expresó su deseo de que la ceremonia de despedida de Plisetskaya tenga lugar en el teatro que la vio nacer como bailarina y también su esperanza de que sea enterrada en territorio ruso.
“Pero esta decisión la tomará Rodión Shedrin, destacado compositor y esposo de la extraordinaria bailarina”, comentó.
Desde el presidente ruso, Vladímir Putin, a figuras de la cultura y el ballet todos recordaron a Plisetskaya por sus papeles en “El lago de los cisnes” y “Carmen”.
Plisétskaya, que comenzó a bailar a los tres años de edad, no tuvo una infancia fácil, ya que a los once años fue testigo de la detención de su padre, de origen judío, que fue finalmente ejecutado.
Su encuentro con el cineasta sueco Ingmar Bergman cambió su vida, “según su testimonio”, ya que éste le animó a asumir, por primera vez, la labor de directora escénica y coreógrafa con “Anna Karenina”.