“Así se combate la pobreza en Paraguay”, fue el escueto comentario de un lector de Última Hora ante la serie de publicaciones sobre la “dieta” de los parlamentarios.
Aunque si se consideran los datos publicados por ÚH, de lo que se trata es de acabar con el hambre. Lástima que solo sea el de algunos.
La Cámara Baja usará este año G. 2.540 millones en el servicio de comida y bebidas. Esto equivale a un gasto de 9 millones de guaraníes por día.
MENÚ. Si usted, amable lectora, es de los que se las debe ingeniar para poner el guiso de cada día en la mesa familiar, sepa que otro mundo mejor es posible.
Los diputados, esos seres maravillosos a quienes elegimos cada cinco años para que legislen sobre nuestras vidas y nuestros destinos, degustarán en el transcurso de este 2014 platos como lengua al escabeche, peceto vittel tone, lomito de cerdo fileteado con salsa de naranja, pavita ahumada fileteada, variedad de pastas, lomo de cerdo con salsa agridulce, lasagna de carne, pollo relleno a la crema y variedad de platos de pescado.
El menú también incluye caldos de pescado y de pollo; y de postre tendrán pie de limón, pave de chocolate, entre otros. También una variedad de bocaditos dulces y salados. Jugos naturales y gaseosas.
Los bocaditos dulces y salados son servidos en las reuniones de comisiones.
Ante la andanada de críticas, el presidente de la Cámara de Diputados, Juan Bartolomé Ancho Ramírez, primero dijo que los diputados empiezan a trabajar desde las 9.00 y permanecen hasta las 15.00 –seis horas trabajo–, entonces el servicio gastronómico hace “que sea más productiva la labor en la Cámara”.
Y después, se comprometió a reducir un 50% el presupuesto destinado al morfi. De paso, acusó a los medios de manipular la información.
Pero no solo el Congreso gasta millones de guaraníes en bocaditos y bebidas, sino también los ministerios como Relaciones Exteriores y Obras Públicas, el Banco Central, el Tribunal Superior de Justicia Electoral, la Corte Suprema y la Presidencia de la República.
En el 2013, estas instituciones del Estado gastaron unos USD 2.746.268 en concepto de comida y bebidas.
Los contribuyentes podemos sentirnos orgullosos de que con nuestros aportes en concepto de impuestos hayamos podido erradicar el hambre en los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Finalmente, y no es que quiera ser aguafiestas, pero me preocupa un poco no ver en el menú ningún tecito de boldo o yaguareté ka’a. Con lo que morfan nuestros parlamentarios, esto es inadmisible.