Una vez que se apagaron las luces principales se pusieron a funcionar las pulseras, las cuales iba cambiando de color (rojo y azul). Las mismas eran controladas desde una cabina, armando mosaicos, con diferentes diseños y colores a la par que iba cambiando el ritmo de la música que acompañaba el momento colorido. Fue lo más ponderado por los presentes y los que disfrutaron por TV.