En medio de la caldeada sesión que se dio ayer en la Cámara de Senadores, los dos legisladores que casi protagonizan una escena de pugilato fueron el colorado Juan Carlos Galaverna y el liberal Luis Alberto Wagner, quienes dos veces tuvieron que ser separados por sus colegas para no concretar el famoso moquete.
Ambos se dijeron de todo, se sacaron los trapos sucios y se desafiaron, quedando ya con las ganas de pasar al terreno de los puños para resolver sus diferencias.
El debate entre oficialistas y opositores ya estaba en aguas bastante turbias, todo en torno a la situación del país en el tema secuestro de Fidel Zavala y la cumbre de poderes que debía realizarse hoy. De pronto, las intervenciones de ambos legisladores cruzaron la vereda hacia el plano personal, aumentando la temperatura de la sala.
ALTO VOLTAJE. Las palabrotas sobraron y las acusaciones de corrupción entre ambos senadores, quienes no escatimaron adjetivos y dos veces se desafiaron a salir a pelear.
Wagner involucró a Galaverna en los casos de vaciamiento del BNT, de haber sido beneficiado por la dictadura de Stroessner “cepillando” a Sabino Augusto Montanaro para ser intendente de la ciudad de Ypacaraí.
Le sacó en cara aquella famosa confesión donde Galaverna había reconocido que cometieron fraude electoral contra Luis María Argaña en favor de Juan Carlos Wasmosy, entre otros temas.
“Tenemos que creerle ahora o cuando le llamaban lagarto por estar involucrado con su amigo Cataldi en el vaciamiento y liquidación del Banco Nacional de Trabajadores”, lanzó.
Ya con los ánimos exaltados, Galaverna devolvió el favor a Wagner acusándolo de haber recibido una coima en el estacionamiento de un shopping y de ser un oportunista y “alquilarse”, sacándole en cara el ministerio que obtuvo en la era González Macchi.
"¡Sos un vulgar sinvergüenza, coimero, saqueador del Ministerio de Agricultura y Ganadería, saqueador de la Gobernación del departamento Central y actualmente alquilado por Lugo!”, gritaba mientras recibía el desafío de Wagner de ir afuera.
Términos como “marica”, “hijo de p...”, “señorita”, “ejúna ápe”, “ñembuepotíta”, fueron parte de las municiones de ambos legisladores que mantienen su desafío.
Terminada la sesión hubo más. Se encontraron cara a cara, se dijeron de todo y casi cumplen lo que había dicho: un mano a mano. Debieron intervenir varios parlamentarios y funcionarios de la Cámara.