En la actualidad, las dos cámaras están en poder del conservador Partido Republicano y por ello la disputa por el control del Capitolio es fundamental para garantizar la estabilidad del nuevo presidente... o para obstaculizar su acción.
En esta elección, se renovará la totalidad de la cámara de Representantes: las 435 bancas de los legisladores y también los 6 representantes territoriales sin derecho a voto (incluido el de Puerto Rico). Los republicanos, que en la actualidad poseen 246 bancas, deberán mantener la mayoría, de acuerdo a los sondeos. En tanto, en el Senado estarán en 34 bancas, y en esa cámara alta los demócratas tienen excelentes posibilidades de recuperar la mayoría que perdieron en 2014.
En caso de que Clinton gane la elección presidencial, la conquista del Senado es considerada fundamental, no solo para restablecer el equilibrio con el control republicano en la cámara baja, sino también porque los empates en el Senado son quebrados con el voto del vicepresidente de EEUU.
En este escenario, la clave para los aspirantes republicanos a una banca del Senado es hasta qué punto deben mantener su campaña ligada a la de Trump. afp