Por Elías Cabral - Curuguaty
El personal al servicio de Investigación de Delitos actualmente en Salto del Guairá dijo que, gracias a un informante, se logró ubicar la ciudad donde circulaba permanentemente Vilmar Acosta, quien se desempeñaba como tractorista en un establecimiento ganadero, debiendo transitar unos 30 kilómetros, diariamente, en motocicleta.
Torales refirió que, luego de 11 días de estadía en Naviraí, donde Neneco tenía muchos parientes; finalmente el informante brindó la coordenada precisa de donde estaría realizando compras y luego de lo que debía abordar un vehículo de un familiar cercano para ser trasladado lejos de la ciudad y ocultado, ante las informaciones sobre la presencia de quienes estaban buscándolo.
El suboficial paraguayo, en compañía de sus tres camaradas, a bordo de un auto conducido por un policía civil brasileño, rápidamente se constituyeron frente a un local comercial en la tarde de aquel 4 de marzo de 2015. Allí pudieron reconocer a Vilmar cuando descendía de una motocicleta, dejando su casco por el biciclo antes de ingresar al negocio.
“Nosotros teníamos prohibido portar armas, por temor a la Policía Federal, por lo que acordamos con el policía brasileño, quien portaba su arma reglamentaria, para poder abordarlo e identificarlo con su documento de identidad”, dijo Torales para el Portal de Curuguaty.
Ya a la salida del negocio, Neneco fue interceptado por el uniformado de la Policía brasileña, quien inmediatamente le solicitó su documento de identidad. “En ese momento ya nosotros le rodeamos”, relató.
Vilmar Acosta, sorprendido, respondió al requerimiento que no trajo su documento de identidad porque venía solo por un rato junto a un familiar. “En ese momento ya estaba el vehículo del familiar que lo iba a trasladar a su escondite”, contó Torales, al tiempo de referir que le dijeron en ese entonces en guaraní: “Eperde Neneco ani eñembotavy”, para, luego de varios forcejeos, introducirlo al vehículo para el traslado ante las autoridades correspondientes.
EL MOMENTO MÁS DIFÍCIL
El suboficial Roberto Torales señaló que el momento más crítico fue cuando lo debieron trasladar unos 90 kilómetros hasta una comisaría jurisdiccional.
“Nosotros le queríamos traer directamente a Paraguay, pero teníamos que pasar un puesto de control de la Policía Federal. Podían acusarnos de secuestro y otros delitos, por lo que decidimos entregarlo en dicha comisaría, también como para preservar el trabajo del policía civil (brasileño) que nos acompañó en todo momento, porque si algo salía mal, su carrera pudo terminarse ahí”, expresó.
Durante todo el trayecto a la comisaría, Vilmar negó haber ordenado la muerte del periodista de Abc Color, Pablo Medina, y su asistente Antonia Almada, alegando persecución política y que seguramente se equivocaron.
“Solo cuento esto para que la gente sepa el sacrificio que pasamos a veces los policías para cumplir nuestro compromiso con la institución policial, que esperamos sea reconocida también”, reflexionó Torales.
Vilmar Neneco Acosta fue intendente de Ypejhú. Fue catalogado como el autor moral del homicidio del periodista y su acompañante. El crimen ocurrió el 16 de octubre de 2014 en un camino vecinal de Villa Ygatimí, Canindeyú, cuando las víctimas volvían de una cobertura. Fue detenido casi 5 meses después del crimen (4 de marzo del 2014). Actualmente afronta un pedido de extradición al Paraguay, donde está acusado del doble homicidio y de producción de marihuana.