“Debemos aprender el arte de convivir, de forma civilizada, con nuestras diferencias”, expresó Raúl Castro al final de su discurso anunciando al pueblo cubano el acercamiento diplomático concretado con su enemigo histórico, “el imperio yanqui”.
En comparación con otras alocuciones que se escucharon durante años en Cuba, donde los líderes comunistas siempre han apelado a términos descalificadores para describir la actitud de EEUU hacia su revolución y hacia su forma de gobierno (traición, ambición, imperialismo, terrorismo, calamidad, etcétera), este discurso de Castro despegó vuelo empleando expresiones que hasta se pueden considerar un recetario de buen relacionamiento humano, muy interesante de analizar en estos días navideños.
Si algo han tenido en común la política de Cuba y la norteamericana, han sido la petulancia y la soberbia que solo han hecho sufrir a los más vulnerables del pueblo.
Es una lección interesante y nunca bien aprendida esto de ponerle algo de humildad a nuestras acciones, como decía Facundo Cabral: “Vuele bajo porque abajo está la verdad”... La lógica del poder pervierte el idealismo de las causas nobles, el sentido de la libertad individual, el respeto a la propiedad, la lucha por la justicia social, también, y malogra la vida de personas. Divide, estimula el odio, manipula. Deshumaniza.
Esto no solo ocurre en peleas tan antiguas como la de EEUU y Cuba, con sus intricados movimientos políticos. Pasa también en cualquier tipo de relación, matrimonio, familia, comunidad. Una vez que se aplica, la lógica de poder nubla el entendimiento y dejamos de ver a los otros como un bien objetivo para nuestra vida. Confundimos razón con testarudez y justicia con crueldad.
Pasa tan a menudo que sería bueno aprovechar los tintineos de campanas navideñas para recordarnos unos a otros –de cara a los niños que nos observan en casa– esos elementos claves de la convivencia que necesitamos poner en práctica para nuestra dicha.
He aquí algunos tips del discurso de Raúl que pedimos con sencillez ante el pesebre como regalo al Niño Dios que se acerca: –Necesidad del restablecimiento de las relaciones rotas. –Mejorar el clima bilateral. –Avanzar hacia la normalización de los vínculos. –Disposición a sostener un diálogo respetuoso. –Reconocer las diferencias (a veces profundas). –Discutir y resolver las diferencias mediante negociaciones. –Remover los obstáculos que impiden o restringen los vínculos. –Valorar la familia. –Agradecer, agradecer, agradecer. –Disfrutar de la enorme alegría del reencuentro.