18 mar. 2024

“El presidencialismo de coalición que tiene Brasil no puede continuar”

Este político del Partido Socialista Brasileño dice que en las elecciones del 2018 sus compatriotas pasarán factura al PT de Lula, envuelto en los escándalos de corrupción hoy investigados, y que salpican hasta al actual presidente, Michel Temer.

Político.   Beto Albuquerque es actual vicepresidente del Partido Socialista Brasilerio (PSB).

Político. Beto Albuquerque es actual vicepresidente del Partido Socialista Brasilerio (PSB).

Susana Oviedo

soviedo@uhora.com.py

Sobre su foto de portada de Facebook, Albuquerque lleva inscripta esta frase en portugués: “La política solo tiene sentido si es para mejorar la vida de las personas”. Acaba de estar en Asunción en su calidad de secretario general de la Coordinación Socialista Latinoamericana, participando en charlas y debates con dirigentes de Avanza País. Albuquerque habla de la izquierda en general, sobre la crisis política y económica del Brasil, y la corrupción endémica que quedó al desnudo por el caso Lava Jato, principalmente. Asegura que en muchos casos, la izquierda fracasó porque se deslumbró con el poder, o porque sus dirigentes confundieron el poder de gobernar con el poder de promoverse personalmente. “Una confusión imperdonable”, dice.

–¿Cómo ha impactado el procesamiento del presidente Lula, mayor figura del gigantesco PT, que junto con otros partidos y políticos está salpicado por el caso Lava Jato y el mecanismo de sobornos que involucra a Petrobras y la empresa Odebretch?

–Los problemas del PT en Brasil son los problemas de la izquierda en América Latina. Nosotros lamentamos mucho que el PT haya decidido hacer un proyecto de poder partidario para intentar gobernar el Brasil por 30 años, cuando debió haber hecho un proyecto de nación para los brasileños. Prefirió hacer un proyecto de poder y uno de los primeros grandes errores del PT fue ampliar su red de alianza, con partidos de derecha, con partidos liberales y las oligarquías políticas. Todas fueron convocadas para entrar a los gobiernos del PT. Fueron estas las que llevaron al PT al impeatchement también. Se envolvió en la corrupción, y tal vez lo hizo, porque encontró en ella la forma de financiar su proyecto y poder.

Yo fui candidato a vicepresidente de Marina Silva, en 2014. Ese año fue el mayor estelionato electoral que yo vi en unas elecciones brasileñas. El monto de recursos utilizado en la campaña, y que hoy se sabe que provenía en gran parte de la corrupción, era algo absurdo. Gastaron miles de millones, particularmente en la de Dilma-Temer. El PT y PMDB estaban juntos. No había cómo enfrentar aquella chapa, porque había un derroche de dinero. Gran parte de esto, provino de la corrupción que involucró a Petrobras y otras empresas públicas. Es lamentable, pero es la realidad.

–¿Ha habido un mea culpa por parte del PT?

–El PT no ha hecho ninguna autocrítica. Tampoco un reconocimiento de errores sobre la cuestión de economía, considerando que con el gobierno de Dilma Rousseff llegamos a 12 millones y medio de desempleados, y que comenzó el decrecimiento de la economía, la paralización del desarrollo, el cierre de empresas e industrias, y se agravaron más con la asunción de Temer al gobierno, sigue siendo diferente de Dilma, pero fueron socios inclusive de los episodios de corrupción.

Los partidos más citados hoy en la corrupción brasileña son el PT, el PMDB y el PSDB (Partido Social Demócrata Brasileña). Todos hicieron parte del gobierno de Dilma y hoy, exceptuando al PT, hacen parte del gobierno de Temer. Contra Lula hay una seria acusación por parte del Poder Judicial; por tanto, no es solo en la esfera política. Felizmente, a pesar de toda la crisis económica y el desempleo, tiene a todas sus instituciones funcionando normalmente. No estamos viviendo ninguna crisis institucional, y dentro de esa normalidad jurídica, muchos, inclusive, el ex presidente Lula están siendo juzgados. Nadie puede estar por encima de la ley, ni siquiera el actual presidente.

–¿Lula ya no podrá postularse el próximo año?

–No se sabe si Lula va a estar habilitado para competir el año que viene en las elecciones generales. Tanto es así que el propio PT baraja ya otro nombre, que es el prefecto (intendente) de São Paulo, Fernando Haddad. Ya está siendo promocionado para ver si pega.

Yo pienso que el PT sufrirá un gran desgaste en las elecciones generales brasileñas el próximo año, y va a disminuir de tamaño.

El país vive el fin de un ciclo político y económico. Esta es la hora en que los partidos tienen que mostrar a la sociedad lo que piensan y lo que proponen. Hasta este momento ninguno tiene candidato porque ni sabe quién estará de pie para concurrir en 2018 a las elecciones. Es enorme la inestabilidad política que nosotros estamos viviendo. El Brasil vive la mayor crisis de su historia porque no es una sola crisis, sino la suma de muchas crisis.

–¿Por qué algunos sectores de izquierda terminan aliados a la derecha y defendiendo los intereses de este sector?

–Son defectos del presidencialismo como sistema. El presidente electo que no obtuvo mayoría en el Congreso, para gobernar y aprobar sus proyectos, tiene que buscar otros partidos, y a veces puede encontrar algunos que son aliados reales, pero otros solo buscan negocios y venden su apoyo a cambio de cargos. Y este intercambio fomenta la corrupción. El llamado presidencialismo de coalición que el Brasil vive, no puede continuar. El país tiene que experimentar otro sistema de gobierno.

–¿Cuál, por ejemplo?

–Un semipresidencialismo o un parlamentarismo. Es una cuestión que después de electo del nuevo gobierno, el Brasil puede realizar en un proceso constituyente para discutir una nueva ley electoral y un nuevo sistema político.

Nuestro sistema electoral es muy ruin. En Brasil hay 36 partidos políticos y no existen 36 ideologías. En un país con esa cantidad de partidos las chances de corrupción son muy grandes. Hay que cambiar este sistema. Un partido político real tiene que sustentarse en el apoyo de la sociedad. Un partido sin voto, es una agrupación de personas.

–¿Qué dice respecto a la denuncia de que usted recibió fondos de la empresa Odebretch cuando fue diputado, según el director de esta constructora?

–Eso es absolutamente inverídico. No hay ninguna prueba. Ese hecho no existió. El director de Odebretch dijo que la empresa me dio 200.000 reales para la campaña de 2010, pero no dice cómo ni dónde.

Si este señor fuera responsable, debería aportar estos detalles. Es una acusación absolutamente falsa. Tengo un proceso en marcha. Aún no fui oído, y me gustaría ser escuchado lo antes posible para que la verdad se aclare. Nunca tuve relaciones comerciales con esa empresa.

Es diferente lo que aconteció con el Gobierno que recibió dinero de Odebretch a cambio de ganar licitaciones de obras. Esta empresa financió con donaciones legales a varios partidos durante las elecciones del Brasil y otros países.

En mi país, hasta el 2014 era posible recibir donaciones privadas, entre ellas, de empresas. Desde 2015 esto se prohibió. Entonces era obvio que mi partido, el PSB, pudiera recibir recursos. Pero la acusación de que yo recibí dinero por debajo de la mesa es una acusación infundada.

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