“La intención de Café con leche con pan y manteca fue la de rendir homenaje a los 40 años de la edición de mi primera novela, El laberinto, de 1972, con la cual di el primer paso de lo que después se transformó en una carrera que cuenta con 16 títulos publicados, y abarca la narrativa, el ensayo y la poesía”, recordó Casola.
“Me satisface que Café con leche... haya sido galardonada, me satisface porque el premio recae en una novela que en mi opinión, es el resultado de la madurez del escritor”, refirió Augusto en referencia a sí mismo.
En el acto también se entregaron los demás premios: el segundo, a Chiquita Barreto, por Al amparo del tiempo, y las menciones honoríficas para El hombre víbora, de Irina Ráfols; Carlos Miguel Jiménez. El poeta de la patria soñada, de Mario Rubén Álvarez; y El guardián de los recuerdos, de Susana Gertopán.
Además, se distinguió a las obras Volver la vista atrás, de Víctor Casartelli; y Varadero (El burdel de Ña Candé), de Victorio V. Suárez.
Resolución. El jurado, conformado por Alcibiades González Delvalle, Luis María Martínez y Ana Martini, destacó que la novela premiada es un “rico relato del contradictorio itinerario de la vida de una familia de clase media, a través de figuras casi oníricas, evidenciándonos el idéntico fenómeno social que se observa en el grupo familiar, y se refleja en nuestra sociedad”.
Esta vez, el premio fue dedicado a la memoria de Rubén Bareiro Saguier, fallecido en marzo de este año. “Me satisface el hecho de quedar unido a través del Premio al nombre de ese gran escritor y gran señor”, expresó Casola.