En un mes más llegará la riada del Pilcomayo, un momento bastante esperado por los pobladores del suelo chaqueño que dependen del líquido vital del cauce, y también bastante codiciado por la biodiversidad, o al menos lo que queda de ella.
Digo lo que queda de ella porque el cauce sigue seco y, prácticamente, todos los seres vivos que dependían del canal paraguayo ya perecieron. Los famosos yacarés, en su mayoría, murieron y solo sobreviven unos pocos que, por subsistencia, han invadido los tajamares de las numerosas estancias de esa zona del país.
La catástrofe ambiental ya no es una novedad. Tampoco lo es que las autoridades que deben velar por la entrada del agua del Pilcomayo sigan cometiendo los mismos errores, pese a la experiencia del desastre que se sufrió hace unos pocos meses.
Todo el teatro para responsabilizar a alguien terminó. La famosa auditoría del MOPC quedó en la nada, y hoy siguen con lo mismo.
Actualmente, están terminados casi 50 km de canal, pero, a esta altura, aún no se tiene lo principal, que es la famosa nueva embocadura o nuevo canal artificial, que debe construirse en territorio argentino. Este nuevo canal era la solución milagrosa para la entrada del agua al país con mayor facilidad.
¿De qué sirven 50 km de canal sin la embocadura? Es como colocar cañerías de agua potable sin un pozo de abastecimiento. Hace cuatro meses que se reactivaron las obras de limpieza de los sedimentos en el canal paraguayo del Pilcomayo, pero en esos meses, tanto el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones como la Cancillería no pudieron conseguir los permisos pertinentes de Argentina para construir el “prodigioso” canal, que facilitaría el ingreso abundante de agua al territorio nacional.
Por esta negligencia, una vez más, el país corre el peligro de quedarse sin el agua en el Pilcomayo. Para más colmo, ambas instituciones salen ahora con la historia de responsabilizarse mutuamente de los atrasos, siendo que ya no hay tiempo.
La empresa que está ejecutando las obras en el Pilcomayo habla de que requerirá 30 días construir el nuevo cauce de 750 metros, con un ancho de 15 metros y una profundidad de cinco metros, en el lado argentino, que será la nueva embocadura.
Sin embargo, en ese mismo periodo ya se espera la primera riada. Esto significa que si se adelanta la llegada del agua, las obras no se podrán ejecutar, y hay un riesgo inminente de que el país siga con un Pilcomayo seco, lo que sería una doble calamidad.
Las autoridades del MOPC ya no pueden seguir esperando para iniciar las obras de la nueva embocadura, o de lo contrario el agua que ingrese al país será insuficiente y se volverá a secar en poco tiempo. Lo cierto es que ya no hay más tiempo, por lo que debemos pedir a todos los santos que atrasen un poco más la crecida del río Pilcomayo, y de paso que nuestras autoridades hagan su trabajo.