La obra se propone ofrecer una mirada autobiográfica de la migración, ya que durante su vida Paredes, quien vivió 24 años en este país centroamericano, ha tenido que trasladarse también a Ciudad de México, Roma y Estados Unidos, país este último en el cual está radicada.
Para Paredes, el acto de migrar es uno de los más “dolorosos”, y quienes lo hacen es porque se encuentran “obligados por las circunstancias”.
La artista se mimetiza en diversos entorno creados por ella y trata de divulgar por medio de una belleza plástica muy detallista y minuciosa el proceso de desplazamiento que muchos migrantes deben vivir.
“Parto desde el punto de vista de ser parte del paisaje, como un aliento para hablar sobre el deber del migrante, que es insertarse en su nuevo territorio, en su nuevo espacio, para poder, eventualmente, alcanzar la felicidad, ser una persona completa”, expresó la peruana en una entrevista con Efe.
Según Paredes, estar en un entorno ajeno genera que las personas extrañen a su familia, las comidas y en algunos casos no comprendan el lenguaje o no cuentan con dinero, pero sacrifican todo eso con el objetivo de ser felices.
La exposición, que estará en el Museo de Oro Precolombino hasta el marzo del próximo año, incluye un total de 14 obras que fueron producidas entre el 2008 y el 2016, entre las se encuentran mantos de plumas y foto performance.
En la primera parte, “Naturaleza: demiurgo, oráculo y epifanía”, se revela la importancia del ambiente, no solamente como materia prima sino también como un símbolo, referente estético y discursivo.
“Se pueden observar unas mantas y unos vestidos de plumas de aves comestibles que representan la posibilidad de volar de las mujeres. Desde niñas que se les puede educar para que emprendan su propio vuelo, que sean libres y simplemente extiendan sus alas”, manifestó Paredes.
En la segunda muestra titulada “Mudar-mutar”, la artista evidencia la mutación como una especie de ritual de encuentro con el origen, la fusión y el hallazgo existencial.
“Me baso mucho en la historia, la mitología, la literatura así como en el ser humano en su condición y la naturaleza encima de todo. Además soy una amante de la ópera, por eso el nombre Perpetuo Errante. Que viene de ‘El holandés errante’”, una ópera romántica de alemán de Richard Wagner, indicó la peruana.
Aquí se incluyen obras como “Manos de paraíso” sobre la cual la peruana explicó que retrata un “poquito que el paraíso no existe, porque no hay un momento perfecto, pero uno quiere alcanzarlo y vale la pena intentarlo”.
Como parte del ambiente la artista colocó unos instrumentos de palos de lluvia, que simulan el sonido del agua, y realiza un homenaje al bosque húmedo costarricense con la obra “El vuelo”.
Sobre su proceso de creación, Paredes detalló que se trata de una elaboración “pesada” que requiere de una serie de etapas, como la selección del espacio, colocarse el maquillaje y adentrarse en el personaje.
“No tengo ninguna formulita mágica, yo apuesto a que aquello que se está tratando de decir funciona y eso se ve hasta cuando la obra se desnuda ante el público. Muchas veces las tomas no sirven y cuando yo siento que algo no genera ninguna sensación no se expone”, afirmó la artista.
Paredes indicó que su carrera profesional la desarrolló en Costa Rica, y que aunque desde pequeña siempre tuvo un amor especial por la naturaleza, fue en este país donde aprendió a valorar la importancia de la conservación y protección del ambiente.
María José Brenes