“Aseguro mi oración por esta querida nación y expreso mi cercanía a las familias que han perdido a sus hijos en las manifestaciones”, dijo el pontífice argentino, un día después de que la Fiscalía de Venezuela aumentara a 89 el número de fallecidos en tres meses de protestas.
“Hago un llamamiento para que se ponga fin a la violencia y se encuentre una solución pacífica y democrática a la crisis”, pidió tras el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro.
El sábado se cumplieron tres meses desde el inicio de las protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, cuyo mandato termina en enero de 2019.
En las manifestaciones opositoras también ha habido un millar de heridos y unos 3.500 detenidos, de acuerdo con el Ministerio Público y la ONG Foro Penal.
Maduro es responsabilizado de la grave crisis económica que sufre Venezuela, marcada por la escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos.
La comunidad internacional ha reclamado una mediación para buscar una solución a la crisis tras el fracaso de unas negociaciones bajo auspicio del Vaticano el año pasado.
Suplicio cotidiano. Venezuela está semiparalizada. Disturbios que dejan al menos 89 muertos, vías cerradas, estudiantes sin clases, comercios vacíos y ladrones que aprovechan el caos marcan la cotidianidad en tres meses de protestas contra el presidente Nicolás Maduro.
El Observatorio de Conflictividad Social (OVCS) contabiliza unas 2.700 manifestaciones desde el 1 de abril, lo que complica aún más a una población que ya lidia con la falta de alimentos y medicinas, la inflación y la criminalidad.
En la ruina. “Se llevaron absolutamente todo”, cuenta con desazón Ricardo Rivas, dueño de una carnicería saqueada la noche del 16 de mayo en San Cristóbal (estado Táchira), junto con otros 20 comercios.
Visitaba a su madre cuando lo telefonearon para decirle que hombres armados destrozaron, en hora y media, el esfuerzo de años. Se llevaron toda la carne y también cuchillos, molinos, cámaras, computadoras. Solo quedaron las neveras.
“Me provocó cerrar e irme, pero soy de los que cree que uno debe quedarse y luchar”, dijo el comerciante de 29 años, quien puso en venta su camioneta y despidió a la mitad de los empleados para mantenerse a flote.
En los dos primeros meses de manifestaciones se registraron 157 saqueos o intentos de saqueo, según el OVCS. La cifra sigue aumentando y agrava la escasez. Venezuela perdió el 70% de sus empresas en la última década y las que quedan funcionan al 30% de su capacidad, según la patronal Fedecámaras.
Desde su panadería, Daniel Dacosta ve a encapuchados listos para una nueva batalla campal con policías y militares en Altamira, sector acomodado de Caracas con constantes disturbios. Cerró una vez más.
Las protestas empeoraron el desabastecimiento de harina, obligando a este portugués de 64 años a despedir a dos trabajadores y reducir horarios. El negocio funciona al 50%. afp