Tras el bochornoso despido del anterior ministro del Interior, Francisco De Vargas, a pedido de los convencionales de la ANR, que lo cuestionaron solamente por no pertenecer al Partido Colorado y no tanto por su falta de resultados en términos de seguridad ciudadana, asumirá el cargo un político oficialista con mucha práctica seccionalera, el diputado por el Departamento Central, Tadeo Rojas.
La situación de inseguridad ciudadana que deberá enfrentar el nuevo secretario de Estado es grande y genera mucha preocupación, probablemente en una dimensión mucho mayor que la que se ha venido sufriendo en los años anteriores.
Esta es la primera vez que se mantiene a cuatro personas secuestradas en forma simultánea en la zona Norte del país; tres de ellas se sabe que están en poder del grupo criminal armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) –Edelio Morínigo, desde hace 852 días; Abrahán Fehr desde hace 453 días y Franz Wiebe, desde hace 99 días–, y una cuarta persona, el ganadero Félix Urbieta, desde hace 21 días, presumiblemente también en poder del EPP o de un grupo armado que se desprendió del mismo. La falta de resultados para el rescate o la liberación de estas personas, como en la captura de los miembros de los grupos armados, es uno de los puntos que más se reprocharon al anterior ministro De Vargas, y sin duda lo serán para Tadeo Rojas.
El otro tema muy sensible constituye la gran escalada de ataques por parte de motoasaltantes que se han producido en las últimas semanas, causando numerosas víctimas, y que mantiene en jaque a la población en diversos puntos del país, especialmente en zonas de la capital y del área metropolitana. La ciudadanía clama por mayor seguridad y el nuevo ministro deberá asumir acciones que tiendan a dar respuestas efectivas.
Igualmente, en varias zonas del país, especialmente en localidades fronterizas, se ha registrado un gran crecimiento del crimen organizado y especialmente del narcotráfico, con sus fuertes ramificaciones en el mundo político, con personajes que incluso ocupan cargos electivos en municipios, gobernaciones o representaciones legislativas, y que hoy mantienen el poder en grandes áreas.
Habrá que ver si la pertenencia al Partido Colorado del nuevo ministro del Interior, a diferencia de su antecesor –punto que ha sido el principal reclamo con el que los convencionales de la ANR presionaron al presidente de la República, Horacio Cartes, a cambio de apoyar las gestiones para modificar parte de la Constitución y lograr su reelección presidencial–, ayudará a dar respuestas efectivas al clamor ciudadano por mayor seguridad.
De lo contrario, todo quedará en un cambio puramente populista, que solo agravará aún más la situación.