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La Frutería Paraguarí, uno de los lugares más representativos de la ciudad, nació un 11 de abril de 1986, 28 años atrás. El negocio arrancó por iniciativa de doña Julia Servín de Garcete, quien arrancó con un pequeño puesto de frutas al costado de la ruta 1, montado con tres cajones vacíos de manzanas como mostrador donde vendía productos que traía de su pequeña granja. Hoy día la frutería no solo cuenta con un local amplio, sino que también posee un restaurante moderno, un supermercado y un recientemente inaugurado salón de eventos corporativos y sociales. Además, los hijos de doña Julia, quienes tomaron la posta del negocio, están proyectando la construcción de un hotel –también sobre la ruta 1– y la primera sucursal de la empresa. Sandra Torres de Garcete, una de las administradoras del local, cuenta la historia de superación y perseverancia detrás de este emprendimiento familiar que sigue creciendo a pasos firmes.
–¿Cómo nació la Frutería Paraguarí y cómo fue creciendo el negocio desde sus inicios?
–Los inicios fueron muy humildes. La fundadora fue mi suegra, Julia Servín de Garcete. Ella comenzó a sacar cajas de manzana en la ruta, debajo de la planta de mango que permanece acá, ese es el símbolo del local. Empezó a salir con sus tres cajas de manzanas como mesa y a vender las frutas de estación de la granja que tiene. Y después a vender las empanadas, pero eso fue un poco posterior. Más bien era la fruta lo principal y después ya vino la comida, pero así fueron los inicios. Ella fue el cerebro que creó todo esto, ahora quedaron los hijos y es un negocio familiar. Fue creciendo por etapas hasta llegar a ser lo que es hoy día.
–¿Y qué otras cosas fueron incorporando con el paso de los años?
–Bueno, la frutería nació hace 28 años, un 11 de abril. Después en 1997 se formó como una SRL (Sociedad de Responsabilidad Limitada), primero era unipersonal, y se transformó la estructura en hormigón. Hace 9 años atrás inició lo que es el bufé por kilo y así fuimos ampliando de a poco el local. Lo que hacíamos por decirte era que la gente pasaba y pedía algo en particular que no teníamos por ejemplo y el esfuerzo era que para el año que viene, ya se procuraba tener eso que no había, para que las personas ya vengan a encontrar. Ese fue el espíritu. Y ahora tenemos el salón de eventos en la planta alta que está desde el año pasado y vienen personas desde Asunción inclusive para poder usar. También de acá de la ciudad y de otros lugares como Carapeguá, por ejemplo.
–¿Y cómo hicieron para poder solventar las inversiones que requería ampliar el local o conseguir más cosas para ofrecer a los clientes?
–Lo que te puedo decir es que los hijos no hicieron ni un solo préstamo para poder hacer todo lo que hicieron. Todo fue de recursos propios, de todo lo que ellos tenían, pero se fue haciendo de a poco, verdad. Después también lo que pasa es que tenés empresas que vienen y te ofrecen por ejemplo “yo quiero ofrecer acá mi producto y voy a hacer una inversión en el local” o cosas parecidas. Las empresas más grandes son las que vienen y te ofrecen ese tipo de cosas.
–¿Cuántos clientes estiman tienen por día en el local?
–Esta época (Semana Santa) es la temporada pico para nosotros, la época de verano también, en las cuales duplicamos la cantidad de personas que solemos tener normalmente. No te sabría decir una cifra exacta, pero creo que entre 300 a 400 personas, verdad. También en esta época nosotros contratamos a más gente, 10 personas más por ahí, porque tenemos mucha gente que va llegando. Nosotros trabajamos de lunes a lunes y el único día que no trabajamos es en Viernes Santo. Después, no hay descanso (risas).
–¿A cuántas personas emplean actualmente?
–Para la frutería tenemos 15 personas por ahí. Y para el servicio de bufé 31 personas. 46 en total. La mayoría de ellos son vecinos y parientes, normalmente gente más conocida y con la que tenemos más confianza, inclusive algunos de los empleados que tenemos ahora son hijos de los primeros que vinieron. También entre los hijos y sus esposos y esposas nos dividimos todo lo que hay que hacer. Todos ellos saben lo que es el trabajo, el esfuerzo y levantarse temprano. Una abre por ejemplo, luego tenemos dos turnos, mañana y tarde, y nos dividimos las tareas, una persona se encarga de las compras, otra de quedarse en local, y así, verdad.
–¿A los cuántos años falleció la fundadora? ¿Ella pudo ver cómo creció el negocio que ella misma creó?
–Ella falleció a los 76 años. Te cuento como anécdota, una vez su hijo le hizo recorrer la frutería cuando estaba creciendo y ella le dijo: “ya es grande había sido. Ya no vamos a dormir acá”. Ella fue la que creó todo esto como ya te dije y es una historia creo yo de perseverancia y buena voluntad por sobre todo. Otra de las anécdotas que ella contaba era que una vez Fátima, una de sus hijas, le dijo: “Mamá, hoy no vendimos nada de nada. Mañana ya no vamos a salir”, y ella respondió “por eso mismo, mañana vamos a salir más temprano para vender las frutas”. También, cuando empezaba a salir con las empanadas decía: “como a mí me gustan las empanadas las hago y vendo. Solo así van a comprar de mí”. Ella nos enseñó muchas cosas y eso se ve todavía, hasta ahora, por ejemplo, mantenemos las recetas. Evidentemente a no todos se les da el gusto, pero te cuento para que veas como ella era y lo que ella quería.
–¿Quiénes son ahora los que quedaron a cargo?
–Son los cuatro hijos, dos varones y dos mujeres: Nidia Garcete de Miranda, Fátima Silvia Garcete de Vera, Néstor Garcete Servín y Emilio Osmar Garcete Servín. También estamos los esposos y esposas y todos juntos ahora trabajamos dentro de la empresa.
–¿Qué nuevos proyectos tienen para seguir creciendo?
–Ahora pensamos en la apertura de una sucursal, acá en la ruta nueva que está pasando detrás de nosotros. Y no sé cómo son las cosas de la vida, porque está el terreno que era del papá de ellos, pasa la ruta por el medio y parte con otra propiedad que es de ellos también. Esa es la primera sucursal de la Frutería que vamos a abrir y también uno de los proyectos es abrir un hotel, que se está construyendo acá cerca. En realidad era lo primero, pero la ruta esperamos que termine en menos tiempo, ya se está haciendo y vamos a priorizar la primera sucursal. Y después veremos si en algún momento no llegamos hasta Asunción (risas), porque la verdad que sabemos que nos reconocen en varios lugares.
