Fue Gabriel García Márquez, el querido Gabo, quien definió así al periodismo: “El mejor oficio del mundo”.
Sin duda lo es, al menos cuando se lo ejerce con pasión y alegría, con ética y responsabilidad, con la suficiente dosis de compromiso y solidaridad, buscando ayudar a transformar al mundo y mejorar la vida de la gente.
Hay otra frase célebre, que atribuyen al gran reportero polaco Ryszard Kapuscinski: “El periodismo es la manera más divertida de ser pobre”. Lo cual no evita que haya mercenarios usando este oficio para lucrar, vender humo o fabricar mentiras, volverse famoso y luego presentarse a elecciones.
En vísperas de celebrar el Día del Periodista Paraguayo, este domingo 26 de abril, habría que considerar otra frase que está desplazando rápidamente a las anteriores, al menos según las estadísticas de organizaciones internacionales como Reporteros sin Fronteras o el Comité para la Protección de los Periodistas: “El oficio más peligroso”.
Sin llegar aún al nivel al que han llegado colegas de Colombia o México, en Paraguay estamos consolidando regiones en donde salir a informar se vuelve una aventura riesgosa. Que lo digan colegas como Cándido Figueredo, corresponsal del diario ABC Color en Amambay, quien desde hace dos décadas se mueve día y noche protegido por varios policías, o Elías Cabral, corresponsal de Última Hora y Telefuturo en Curuguaty, a quien un custodio armado con escopeta calibre 12 sigue a sol y sombra.
A quien diga que son exageraciones, le paso la lista de 17 periodistas y comunicadores asesinados por publicar su verdad en los medios.
Desde Santiago Leguizamón hasta Gerardo Servián, todos han sido víctimas del mismo esquema criminal: hombres armados que esperan en una calle o un camino rural, sicarios a bordo de una moto que cobardemente disparan y huyen, dejando tras de sí un río de sangre, una voz acallada para siempre, otro crimen rumbo a la impunidad.
A pesar de los pesares, los heraldos negros de la narcopolítica no han logrado imponer su reino de miedo y silencio. Con vicios y virtudes, con aciertos y errores, los periodistas del Paraguay seguimos informando, investigando, opinando, escribiendo nuestra verdad en medios comerciales o alternativos, redes sociales o paredes.
Una sociedad mejor y mejor prensa nacerán cuando haya más conciencia y educación. En esa esperanza levantamos las copas y les deseamos a todos los y las colegas: ¡Feliz Día del Periodista!