La gente que escribe, especialmente los periodistas, los que estudian los fenómenos sociales y actuales comportamientos, están analizando la versión actualizada del Diccionario de Americanismos, que acaba de editar la Real Academia de la Lengua Española (RAE) y que se lanzó la semana pasada en España.
El hecho de hurgar en esos nuevos términos aceptados es un viaje que puede ser divertido y sorprendente al ver qué cantidad de giros está tomando el español. Así nos encontramos que por ejemplo artista significa obviamente lo que indica, pero el uso popular también lo utiliza para definir a alguien que “se manda la parte”. Hoy no nos parece extraño escuchar que alguien “se hace el artista”. En cualquier momento podemos tener un “bajón”, que sirve para nombrar que uno está deprimido.
Otro término curioso que cambia radicalmente de sentido es franela o sea un trapo de lana y algodón, pero también significa “adular”. El “mate” puede ser el recipiente donde se toma la infusión de yerba mate o por ejemplo “andar mal del mate”, por cabeza.
También fue aceptada la palabra “merca”, que viene de “mercancía” pero que si “usted anda con merca” quiere decir que anda con droga.
Para que se de cuenta pongo este ejemplo: Si alguien dice de usted que es un “turro”, le está diciendo que actúa con maldad. También están las conocidas “argelar”, que también ha recaído en “argel”, que se interpreta como “fastidioso”.
Se acepta la palabra “chipero” de uso popular en Paraguay, o “copiatín” como “persona que imita lo que hace la otra” o ese papel que sirve de “ayuda” en los exámenes. No se haga el “letrado”, que significa pícaro, ni el “planillero” que cobra pero no trabaja. También tenga cuidado de las “pirañitas” que son niños marginales que cometen delitos. Los especialistas hablan que este diccionario va a enriquecer el idioma español.
Los académicos son conscientes que el idioma español no pertenece, ni está sujeto a normas de una entidad, es patrimonio de la gente común que habla y que cotidianamente se están inventando o incorporando caprichosos modos de expresar, lo que la gente común interpreta y reconoce como algo conocido.
Así no será extraño que cada día se sumen más cantidad de términos y que palabras que significan algo determinado cambien de sentido por una moda y que haya que reinterpretar las cosas que se dicen en cada país. Por eso se trata de una versión actualizada de un diccionario que no será definitivo pues, como se ha dicho, los modos de expresión se están transformando. No hay buenas o malas palabras, sino modos de hablar, que hay que terminar aceptando.