El terremoto causó además 20.000 heridos y una cantidad de desaparecidos nunca cuantificada.
A esas personas “las recordamos con amor, los tenemos vivas en nuestros corazones y sabemos que sus almas, sus espíritus, nos acompañan cada día, nos ayudan a encontrar fortaleza frente a todos los desafíos”, dijo la primera dama y portavoz del Gobierno, quien perdió un hijo en la catástrofe.
Para los historiadores y sociólogos locales, el terremoto convirtió la próspera ciudad de Managua en ruinas, de las que nunca se superó física ni mentalmente.
A raíz del terremoto, el centro de la capital nicaragüense permaneció en ruinas durante 20 años, y algunas edificaciones destruidas fueron removidas en la década de los años 90 del siglo pasado.
El centro de la ciudad se ha convertido en un importante centro turístico en los últimos nueve años.