La imagen fue la portada del hoy desaparecido diario Noticias y fue adoptada internacionalmente como un símbolo del heroísmo y de la solidaridad, en medio del horror que significó el incendio del Supermercado Ycuá Bolaños, aquel trágico domingo 1 de agosto de 2004.
La foto, tomada por el veterano reportero gráfíco Sebastián Cáceres, retrata el momento en que el oficial de policía Juan Duarte intenta revivir a un niño de muy corta edad, aplicándole la respiración boca a boca.
Durante mucho tiempo, se creyó equivocadamente que aquel bebé era el niño Enzo Bobadilla, quien logró sobrevivir a la tragedia, y hoy es también considerado un símbolo de esperanza y tenacidad entre los familiares de las víctimas del Ycuá Bolaños. Luego se pudo confirmar que en realidad el bebé de la fotografía era una niña, Annette Gaus, que lastimosamente no llegó a sobrevivir.
Su madre, Verónica Bécker, pudo identificar a Annette a través de su ropita y desde entonces intenta revertir la idea instalada en gran parte de la prensa y de la sociedad, de que el bebé de la famosa foto es su hija, y no el niño Enzo.
UN INFIERNO. A Sebastián Cáceres le había tocado hacer guardia aquel domingo 1 de agosto. Él estaba fotografiando un evento en el Consejo Nacional de Deportes, cuando su editor le llamó y le dijo que había habido “una explosión hacia la avenida Artigas”.
Al ponerse en camino, ya advirtió la negra humareda. El móvil quedó estacionado a distancia, y él corrió con sus dos cámaras hasta el local del supermercado que se incendiaba, se cruzó con policías y bomberos que estaban sacando a personas del interior.
“Todo era un infierno, había mucha confusión y desesperación. Me llevó algunos minutos entender lo que estaba sucediendo, cuando veo que un policía sale corriendo desde adentro con algo entre los brazos. Me acerco corriendo frente a él con la cámara y veo que es un bebé, al que le hace la respiración, intentando que vuelva a la vida. Disparo dos tres veces la cámara, y luego voy en busca de otras fotos”, narra.
Muchas horas más tardes, cuando les tocó seleccionar las fotos para su publicación, la foto estaba allí. Fue portada y desde entonces un ícono multiplicado tantas veces.
“Después me dijeron quién era el policía y que el bebé era el niño Enzo Bobadilla. Yo solamente saqué la foto, no compróbé identidades. Durante mucho tiempo, creímos que era Enzo”, explica Sebastián. Finalmente, se aclaró que era la niña Annete Gaus, que no llegó a sobrevivir.
PESADILLAS. De aquella ardua jornada de cobertura, Sebastián recuerda que fue como “un descenso a los infiernos”.
Dice que todos los fotógrafos y periodistas que estuvieron metidos en medio del horror quedaron shockeados, y luego tuvieron que buscar algún tipo de atención sicológica. “Hasta ahora, a veces me despierto con pesadillas”, admite.
El reportero lamenta que la sociedad no haya aprendido la lección de adoptar mayores medidas de seguridad, especialmente en edificios elevados y con mucha gente, para evitar que vuelva a ocurrir otra tragedia. “Pareciera que los paraguayos tenemos un poco más de conciencia, pero todavía nos falta mucho por avanzar”, alega.