EFE
BRASILIA - BRASIL
Eduardo Cunha, ex jefe de la Cámara Baja de Brasil, cercano al presidente Michel Temer e impulsor del proceso que despojó del poder a Dilma Rousseff, fue detenido ayer acusado de participar en la trama de corrupción de Petrobras.
Cunha, quien hasta hace unos meses parecía intocable y tenía una notable influencia en la Cámara de Diputados, fue arrestado en Brasilia, donde aún mantenía una residencia tras haber perdido su escaño en un juicio político interno que el Congreso inició por las mismas sospechas que hoy lo llevaron a prisión.
La policía lo buscó primero en su domicilio de Río de Janeiro, pero lo encontró finalmente en la capital, donde se sospecha que ejercía aún ciertas presiones sobre políticos a fin de intentar evitar su detención, según dijeron fuentes policiales. La orden de captura fue dictada por el juez Sergio Moro, a cargo de la investigación en Petrobras, quien además determinó que sean bloqueadas cuentas bancarias en las que el ex diputado mantenía unos depósitos por 220 millones de reales (casi 70 millones de dólares), una fortuna que ahora deberá justificar ante la Justicia.
El ex diputado es dirigente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que pertenece el presidente Temer, quien está en el poder desde el pasado 31 de agosto, tras la destitución de la ex mandataria Rousseff en un proceso iniciado por el propio Cunha.
En su condición de presidente de la Cámara Baja, aceptó a trámite en diciembre pasado las acusaciones de irregularidades fiscales que dieron inicio al juicio político que llevó a la destitución de Rousseff por irregularidades en el manejo de los presupuestos.
En julio pasado, al renunciar a la presidencia de la Cámara Baja en medio del proceso que finalmente le costó el escaño, Cunha se ufanó de haber iniciado el trámite que llevó a la caída de Rousseff. “Estoy orgulloso por haber ayudado a que Brasil se librara de uno de los Gobiernos más corruptos que ha tenido”, declaró entonces.
Sin embargo, el propio Cunha, cuando abrió el proceso contra la ex mandataria, ya era investigado por su presunta participación en la red de corrupción que operó en la petrolera estatal Petrobras, de la que habría recibido unos cinco millones de dólares en coimas, según las investigaciones.
Según la acusación, Cunha mantenía oculto ese dinero en cuentas cifradas abiertas en bancos suizos, lo que el ex diputado siempre negó, aunque sus argumentos fueron desbaratados por la Justicia helvética, que verificó la existencia de esos depósitos. Tras su detención en Brasilia, Cunha fue trasladado a la ciudad de Curitiba, donde están centradas todas las operaciones sobre la red de corrupción que operó en Petrobras, en la que estaban implicados decenas de políticos y empresas privadas.