El estudio, que constituye una radiografía del país, refleja que el norte continúan rezagado, con mayores niveles de pobreza y analfabetismo, que la población “parda” (mestiza) iguala por primera vez a la blanca en las estadísticas y que más de la mitad de los brasileños solo estudiaron educación básica.
Según el informe, en 2015 la renta de los brasileños se encogió un 5,4 por ciento y registró su primera contracción en 11 años.
Nadie se salvó de la crisis, aunque la mitad más rica sufrió una pérdida ligeramente mayor en sus rentas en comparación con la mitad más pobre, lo que hizo retroceder unas centésimas el índice Gini -que mide la desigualdad social- que pasó de 0,497 a 0,491.
No obstante, las cifras confirman que la crisis se ensañó con la franja más pobre, que perdió un 7,1 por ciento de renta, frente al 10 por ciento más rico, con una pérdida media del 6,6 por ciento.
La desigualdad social es todavía uno de los problemas más graves de Brasil, donde el 10 por ciento más pobre se quedó con el 1,2 por ciento de la renta el pasado año, mientras que el 10 por ciento más rico mantuvo el 40,4 por ciento.
El informe revela que el desempleo creció un 38 por ciento y alcanzó a 10 millones de personas -según las últimas cifras oficiales ahora llega a 12- y la población ocupada cayó por primera vez en diez años.
Los datos de la Investigación Nacional de Muestras de Domicilio (Pnad, por sus siglas en portugués) indican que el paro creció especialmente en el sector industrial y en el sudeste y sur, las regiones más ricas y pobladas y donde se concentra la mayor parte del empleo.
Por perfil, el desempleo se concentró mayoritariamente entre la mujeres (53,6 por ciento) y la población negra o mulata (60,4 por ciento).
La recesión contribuyó a reducir el trabajo infantil, que registró una caída del 19,8 por ciento.
El informe refleja que, por primera vez, la población brasileña que se declara “parda” (mestiza) iguala a la blanca, un 45,1 por ciento frente a un 45,2, en la media nacional.
En el nordeste, la población mestiza alcanza el 62 por ciento y la negra el 11 por ciento, mientras que en el sur, los pardos apenas llegan al 18,6 por ciento y los negros al 3,9 por ciento.
El reconocimiento de la población mestiza en las estadísticas ha ido en aumento desde 2006, cuando, por primera vez, el porcentaje de negros y “pardos” (49,7 por ciento) sobrepasó al de blancos (49,5 por ciento) en la media del país.
Además, según la estadística, el analfabetismo entre los mayores de 15 años cayó levemente por cuarto año y alcanzó al 8 por ciento de la población (12,9 millones de personas), con excepción de los estados del norte, donde creció una décima y se situó en el 9,1 por ciento, la mayor tasa del país.
Por edades, entre los jóvenes de 15 a 19 anos, el índice de analfabetismo es del 0,8 por ciento, en contraste con el colectivo de mayores de 60 años, con una tasa del 22,3 por ciento, es decir, que uno de cada cinco ancianos brasileños no sabe leer ni escribir.
Más de la mitad de la población sólo tiene enseñanza fundamental, aunque la tasa de escolarización creció y la gran mayoría -entre el 85 y el 88 por ciento, según la edad- estudian en escuelas públicas.
Las cifras confirman la gravedad de la recesión que atraviesa Brasil, la peor en el último cuarto de siglo, que ha afectado a todos los indicadores macroeconómicos, en especial al desempleo.
La economía brasileña cayó un 3,8 por ciento en 2015 y según las previsiones se contraerá un 3,40 % este año, encadenando dos años de crecimiento negativo por primera vez desde la década de 1930.
En medio de este escenario, el Gobierno de Michel Temer ha lanzado un severo plan de ajuste fiscal para intentar reequilibrar las cuentas públicas que, según algunos economistas, aumentará todavía más el desempleo.