Más de dos mil personas esperaron varias horas hasta que las tropas y las unidades motorizadas del Ejército hicieron su aparición en el Comando Aéreo Central (Fuerza Aérea Guatemalteca), en la capital del país centroamericano.
El desfile, presidido por el presidente Jimmy Morales, fue vitoreado por los asistentes, quienes mostraron así su apoyo al polémico evento.
Durante toda la semana, la celebración del desfile había suscitado una enorme controversia que obligó al Ejecutivo a cambiar en varias ocasiones el lugar de celebración del mismo, evitando que las tropas desfilaran por las calles de la capital.
El Gobierno de Guatemala, bajo la Presidencia de Álvaro Colom (2008-2012), suspendió en 2008 el tradicional desfile militar que se realizaba en las principales calles del centro histórico para no ofender la memoria de las víctimas del conflicto armado interno que finalizó en 1996.
Desde entonces, la celebración del Día del Ejército tenía un carácter privado y se realizaba dentro de las instalaciones de un comando militar ubicado en el norte de la capital guatemalteca.
Morales anunció su intención de volver a traer la marcha militar a las calles de la capital, desde la plaza del Obelisco hasta el Campo Marte, una decisión que suscitó una gran controversia social.
“Es una vergüenza. Una burla y una afrenta a la dignidad de las víctimas”, aseguró a Efe Maya Alvarado, una de las promotoras de la marcha que el pasado jueves recorrió el centro de la capital para clamar contra el militarismo.
Para evitar conflictos y garantizar la “convivencia”, señaló a Efe el portavoz presidencial, Heinz Heimann, el presidente decidió que el desfile se realizara en el interior de una base militar.
Durante su intervención en el desfile, Morales destacó el “espíritu de servicio” de las Fuerzas Armadas del país en su labor de “protección” de la sociedad guatemalteca.
Algunos ciudadanos pidieron al mandatario que “sacase el Ejército a la calle” “para combatir a la delincuencia": “Queremos a los militares en las calles!”, vociferó uno de los asistentes, entre los vítores de otras personas.
