EFE y AFP
BRASILIA - BRASIL
Una Cámara de Diputados desprestigiada y con cerca de 30% de sus miembros en problemas judiciales será el escenario en que el presidente Michel Temer, librará la batalla definitiva por un poder que se le escurre entre las manos.
Por imperativos constitucionales, la Cámara baja tendrá la última palabra sobre la aceptación o no de la denuncia por corrupción que la Fiscalía presentó el lunes ante la Corte Suprema contra Temer, quien hasta hoy es respaldado por una importante base parlamentaria, que sin embargo ha menguado al calor del escándalo. El caso será analizado, durante un proceso que puede llevar más de 3 semanas, primero por la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara baja y luego por el pleno de ese organismo, que solo aceptará la denuncia si lo aprueba una mayoría de dos tercios de los 513 diputados, lo cual supone 342 votos.
pruebas concretas. En ese caso, y siempre que el pleno del Supremo ratifique luego la decisión de la Cámara baja, Temer sería suspendido de su función durante los 180 días que tendrá la Corte para realizar el juicio y su lugar sería ocupado por el jefe de los diputados, Rodrigo Maia. La Fiscalía sostiene en su denuncia que existen pruebas concretas sobre la supuesta participación de Temer en una trama corrupta denunciada por el grupo JBS en el marco de un proceso de cooperación judicial. No obstante, la Constitución prevé que, en el caso de que un presidente sea denunciado por delitos de tipo penal en pleno ejercicio de su mandato, un eventual proceso deberá ser avalado por los diputados, lo cual impone lo político a lo jurídico. En ese terreno, Temer cuenta para empezar con su propia formación, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que con 64 de los 513 diputados representa la primera minoría, aunque existen alas díscolas que se oponen al mandatario.
apoyo del psdb. También tiene hasta ahora el respaldo del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que suma 46 diputados pero que desde el estallido del escándalo debate su permanencia en el Gobierno. Esa falta de unidad en el PMDB, el PSDB y en los otros partidos oficialistas abre una incógnita sobre la verdadera fuerza de Temer frente a una minoritaria oposición que necesitará reunir al menos 342 votos, hoy improbables, para darle curso a la denuncia. Si bien Temer tiene hasta ahora una clara mayoría parlamentaria, su imagen frente a la sociedad es pésima y una reciente encuesta le atribuyó un escaso 7% de apoyo, un dato que pudiera exacerbar las divergencias en su base, sobre todo cuando en octubre de 2018 todos los diputados volverán a pasar por la criba de las urnas. A diferencia del proceso que el año pasado llevó a la destitución de Dilma Rousseff por irregularidades fiscales, esta vez el descontento de los brasileños con Temer no se expresa en las calles y han sido escasas y minoritarias las protestas en su contra.