Iván Lisboa
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Alberto Barreix fue coordinador de Política Fiscal del Mercosur, investigador principal de Harvard y actualmente ocupa el cargo de economista fiscal sénior del BID. De particularidad muy analítica, pero directa, dialogó con ÚH sobre el manejo económico del país y los principales desafíos de cara al futuro.
–¿Cómo califica el nivel de inversión pública del Paraguay?
–Definitivamente tiene que subir. Pero ojo, en el mundo, se ha visto que la suba se tiene que dar de manera paulatina y bien hecha. Que hay que gastar más, no hay ninguna duda. Pero quizá no haya que gastar tanto y gastar mejor.
–¿Se refiere a controlar el gasto?
–El gasto no debe ser solo controlado. Tengo que tenerlo controlado, medido y con objetivos. Muchos países llegan a invertir el 6 y 8% del producto interno bruto (PIB), pero el tema es cuán bien lo hacemos. Con qué criterios lo estoy haciendo y eso puede aprender Paraguay de sus vecinos, que no tuvieron a lo mejor los resultados esperados.
–¿Qué errores se deben evitar?
–La cuestión no es solo el financiamiento. No es demanda, es oferta. El manejo macroeconómico del Paraguay es muy bueno. Se ha peleado por tener un buen impuesto a la renta, IVA, en mejorar la administración, ha habido un manejo prudente de las empresas públicas. Pero faltan las reformas micro.
–¿Cómo cuáles?
–Mejorar la salud, educación. Los números cantan, podemos comparar el manejo macroeconómico con Chile, baja deuda, bajo déficit. Pero hoy el desafío local principal es bajar ese progreso macro a salud y educación.
–¿Cómo hacemos eso?
–Con muy buenos técnicos y buen criterio. Es hacer las cosas bien pensadas, mirar el ejemplo de los otros países. Sentarse y ver qué funcionó en educación. Finlandia hizo esto, pero no soy Finlandia. Bueno, veamos a Costa Rica que gasta 8 puntos del PIB y tiene una enseñanza excelente, sobre todo a nivel primario. Veamos en salud, cuáles fueron los sistemas que funcionaron. En principio parece que el régimen mixto de Uruguay es un método que funciona muy bien.
–¿El régimen mixto es el camino?
–Bueno, hay que entender. El sistema mixto es aquel en que, si bien hay un pagador común, que es por impuestos, el sector privado es el que da el servicio. En Francia tienen un buen servicio y el 50% lo dan los hospitales privados, pero el servicio es nacional y se paga con impuestos, y ni siquiera con impuestos directos, con el impuesto a la renta, por ejemplo.
–Acá la mayoría no ve con buenos ojos algo parecido, que es la alianza público-privada (APP) para obras.
–Es que estas reformas cuestan mucho. Es más, se puede fracasar en salud y andar fenómeno en educación. Hay que buscar una buena combinación y aprender de las experiencias de todos, porque como hay grandes empresas públicas, otras son un desastre. Y como en la parte privada hay empresas de rentabilidad excelente, hay otras que no.
–¿Cuál sería el ejemplo de país que debe mirar el Paraguay?
–Es difícil hacer una comparación, porque los países de la región quizá no tengan la misma cantidad de ingresos que los de la Unión Europea, que podrían ser el ejemplo ideal. Hay que ser cuidadosos y tener buen criterio. Vemos que los países vecinos de Paraguay, por ejemplo, invierten más en salud y educación, pero no son mejores que otros que invierten menos.
–¿Qué papel juega la transparencia en este proceso? Hablaba en la conferencia sobre estándares internacionales de que es la clave para una buena administración pública.
–La transparencia es una reforma que corre transversalmente a todas las reformas. No solo tributaria, es también en las licitaciones, en cómo se fijan los precios, el boleto del bus, todo esto que influye de alguna manera en el ciudadano. La transparencia toca todos los planos, los ingresos, movimiento de fondos, modo de gasto.