“Ha llegado el momento de que este Consejo de Seguridad haga algo concreto. Basta de retórica”, dijo el embajador venezolano ante Naciones Unidas, Rafael Ramírez, cuyo país fue uno de los impulsores de este encuentro de carácter informal.
En este, además de reiterar su condena a la expansión de los asentamientos, los 15 miembros escucharon los argumentos de varias ONG muy críticas con la política israelí en los territorios ocupados.
La directora de Políticas de la rama estadounidense de Peace Now, Lara Friedman, pidió al máximo órgano de decisión de Naciones Unidas alguna acción que envíe a Israel “un mensaje claro” de que la comunidad internacional está con la solución de dos Estados.
“Cada día que pasa, las políticas israelíes de asentamientos cimentan más una realidad de un Estado sobre el terreno, haciendo difícil imaginar la solución de dos Estados”, señaló.
Entre otros datos, Friedman apuntó que sólo el pasado año se construyeron en Cisjordania 2.000 nuevas unidades de vivienda para colonos y que entre 2009 y 2015, bajo el Gobierno de Benjamín Netanyahu, se sumaron 11.000.
“La ocupación debe acabar, el Consejo de Seguridad debe actuar, y el momento es ahora”, defendió por su parte el director ejecutivo de la organización israelí B’Tselem, Hagai El-Ad.
Junto a Venezuela, organizaron la cita otros cuatro miembros no permanentes del Consejo (Egipto, Malasia, Senegal y Angola), pero en el encuentro participaron también los embajadores del resto de países, incluidas las potencias con derecho a veto.
Todas ellas condenaron la política de asentamientos israelí, también Estados Unidos, el tradicional aliado de Israel en Naciones Unidas, aunque en general evitaron referirse abiertamente a una posible acción a corto plazo en el Consejo de Seguridad.
El representante adjunto estadounidense David Pressman llamó la atención sobre el aumento de las demoliciones de viviendas palestinas y denunció que las acciones israelíes están creando “una realidad de un Estado”.
El mensaje de las potencias siguió la línea del expresado el pasado julio por el Cuarteto para Oriente Medio (compuesto por la ONU, EE.UU., Rusia y la Unión Europea), cuando en un esperado informe urgió a Israel a detener la expansión de la construcción en Cisjordania y Jerusalén Este.
En nombre de España, el embajador Román Oyárzun, reiteró hoy que “los asentamientos son ilegales” y “un obstáculo para la paz”.
Israel, por su parte, criticó la celebración del encuentro y, especialmente, la participación de ONG del país.
“Es desafortunado que organizaciones israelíes se hayan unido a los intentos palestinos de impulsar terror diplomático contra Israel en la ONU”, dijo en un comunicado el embajador ante la organización, Danny Danon.
Palestina, apoyándose en los países árabes y otros aliados, está actualmente tratando de impulsar una resolución del Consejo de Seguridad para condenar las colonias israelíes.
Según medios israelíes, el Gobierno de Israel teme que la Administración del actual presidente estadounidense, Barack Obama, trate de aprovechar el lapso de tiempo entre las elecciones de noviembre y el 20 de enero, en que concluye su mandato, para mover ficha en el Consejo de Seguridad sobre el conflicto de Oriente Medio.
En los últimos meses, EE.UU. ha endurecido el tono con respecto a los asentamientos y este mes criticó con dureza los planes de Israel de construir hasta 300 nuevas viviendas.