Y la consecuencia de esta “fractura” fue que cuando uno de los candidatos, el más vilipendiado por sus palabras, al expresar que se dedicaría a fortalecer internamente a los ciudadanos (curar la fractura) con un trabajo, que ya no tenían, con medidas tan difíciles como hacer volver al país todas las fábricas que para ganar más se fueron al Tercer Mundo por los bajos salarios, o tan locas para impedir que inmigrantes ocuparan sus puestos con el muro en la frontera con México, una mayoría votó a su favor y lo hizo presidente.
Los EEUU, la nación más capitalista neoliberal del mundo, a la que por eso se le daba la mayor calidad de vida, ahora vemos que no era así. Más bien vivía aquella frase que he visto escrita en una calle asuncena “El capitalismo es muerte”.
El papa Francisco tiene sobre esto palabras muy claras.
“Digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta. No lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguanta los pueblos...”.
“Los seres humanos y la naturaleza no deben de estar al servicio del dinero. Digamos un NO a una economía de exclusión e inequidad, en la cual el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía mata a la Madre Tierra”.
“La economía no debería ser un instrumento de acumulación en pocas manos, sino de una adecuada administración de la casa común. Eso significa distribuir adecuadamente los bienes entre todos”.
Síntesis: “El capitalismo es muerte”.