“Normalmente los institutos nacionales de investigación generan tecnologías que están hechas para los agricultores empresariales, que es la tecnología a gran escala. Hay que hacer un esfuerzo para generar tecnología que sea adecuada para los agricultores familiares”, defendió en una entrevista con Efe en La Paz, Bolivia.
Otero opinó que “si los agricultores familiares no se unen, van a seguir siendo la variable de ajuste de estos modelos económicos” y la agricultura empresarial aumentará su extensión a costa de las tierras de estos campesinos.
Por eso el argentino expresó que es necesario que haya leyes para fomentar el cooperativismo agrario en todos los países de las Américas, algo que podría fomentar desde la dirección del IICA, que se encarga de “fomentar y desarrollar” instituciones.
Veterinario de profesión y exvicepresidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina, Otero comentó que Bolivia, como la mayor parte de América, tiene un modelo agrícola dual, con empresarios que orientan su actividad a la exportación y pequeños productores claves para la soberanía alimentaria del país.
“Son muchos agricultores familiares que ocupan una porción no muy grande del territorio y que son fundamentales para que la alimentación de los bolivianos esté garantizada”, destacó.
Para ellos defendió facilitar la colocación de sus excedentes en el mercado a precios justos y las ayudas para conseguir tecnología apropiada, aunque precisó que el IICA solo puede ofrecer asistencia técnica y apoyo en el diseño de proyectos y en las negociaciones con instituciones de financiación multilateral.
Reconoció que la pobreza de muchos de estos agricultores es un obstáculo para la inversión en tecnología, pero dijo que “hay que romper el círculo vicioso y ver cómo se crean las condiciones para promover un círculo virtuoso”.
Después de reunirse con autoridades en Bolivia, Otero seguirá viaje hacia Perú, Ecuador, Panamá y Paraguay para conseguir los votos necesarios y ponerse al frente de IICA, desde donde también quiere promover más comercio dentro del continente.
“Nuestro hemisferio es uno de los que menos comercio intrabloque practica”, lamentó, algo que atribuyó a “razones históricas y culturales” más que a obstáculos de regulación.
Otero explicó que, cuando países de América exportan productos agrícolas a Asia y Europa, se topan con el denominado “escalamiento arancelario”, por lo que la exportación de granos no paga aranceles pero sí lo hacen otros productos industrializados y con valor añadido.
“Si quisieras generarle valor añadido en tu país, vas a tener problemas para exportarlo. Pasa con el trigo, el café, el cacao...”, explicó.
Por ello, en opinión del candidato a la dirección del IICA, es necesario complementar esos mercados con el regional, donde no existen ese tipo de barreras.
Otero abogó además por “revisar el modelo de agricultura extractivista basado en la monocultura”, donde predominan las grandes extensiones de cultivos como la soja o la caña de azúcar en distintos países.
“Tenemos que sacarnos como continente ese cliché que practica una agricultura únicamente extractivista, porque las cosas están cambiando”, aseguró.
Defendió adoptar el nuevo marco conceptual “de la bioeconomía”, que tendría por pilar la industrialización de la biomasa y los residuos de la agricultura para obtener, además de alimentos, energía e insumos para la industria.
“De esa manera dejamos de lado esa visión lineal y previsible de una agricultura que solo produce productos primarios”, argumentó.
El argentino llamó a pensar “de un modo diferente el futuro de la agricultura”.
“No podemos seguir pensando el modelo perimido (obsoleto) de una agricultura extractivista, lineal, basada solamente en “commodities” (materias primas). Tiene que haber un modelo en que se jerarquice el valor de nuestras zonas rurales”, sostuvo.
Carlos Heras