25 abr. 2024

El cambio climático es violencia

Por Guido Rodríguez Alcalá

Nos enseñaron en el colegio que, en 1789, tuvo lugar la Revolución francesa. No nos enseñaron, y yo acabo de enterarme: en 1788, se malogró la cosecha de trigo en Francia, el pueblo pasó hambre, y este fue uno de los factores principales del levantamiento.

Los motines o revoluciones provocados por el hambre no comenzaron en 1789: ya se los menciona desde el comienzo de la historia escrita. Para hablar de los más recientes: la escasez de alimentos de 2008-2009, causó revueltas en docenas de países. La seguidilla fue la Primavera Árabe, lucha por el pan y la libertad. En el 2012, los fundamentalistas de Malí ocuparon la mitad del país; además de fundamentalistas, tenían hambre. Para el 2010, la sequía había convertido en desierto el 60% del territorio de Siria, donde comenzó una guerra civil sin visos de terminar en un futuro próximo.

Con muchos más habitantes y mucho más calor, en nuestro planeta habrá más hambre, que no será la única desgracia provocada por el cambio climático, ya bastante duro. Este año, la ola de calor ha matado 2.500 personas en la India y 2.000 en Pakistán. Si no se encara el problema, la vida humana se volverá imposible en varios países del Golfo Pérsico dentro de pocas décadas. Algunos países isleños (las Maldivas) desaparecerán, como varias ciudades costeras a causa de la elevación del nivel de los mares, provocado por la fusión del hielo de los polos. Por eso podemos decir, con la activista norteamericana Rebecca Solnit: el cambio climático es violencia.

Enfrentarlo y revertirlo es la responsabilidad de los gobiernos y de la ciudadanía de todo el mundo. Es justo y necesario que, en dos mil lugares del planeta, se organicen hoy, domingo 29 de noviembre, manifestaciones para crear conciencia del problema y proponer soluciones.

En Asunción, se ha convocado a una manifestación en la rotonda José Asunción Flores de la Costanera a partir de las ocho y media de la mañana. Espero que haya varias más y de concurrencia notable en el país.

Mientras los paraguayos se organizan, Horacio Cartes viajará a París, para participar en la COP21, la reunión internacional contra el cambio climático.

¿Qué dirá en la COP21?

Nada. No puede hacer nada por lo siguiente: en la COP 21, de acuerdo con lo convenido, cada Gobierno debe presentar una propuesta: o sea, un inventario de lo que su país contamina y de lo que hará para reducir la contaminación.

Según declaraciones oficiales, nuestro Gobierno está haciendo ese inventario, que ya tenía que estar hecho ("¿Qué dirá Cartes en París?”, ABC, 25-11-2015).

La gran mayoría de los países participantes ya hicieron llegar a París sus respectivas propuestas, semanas antes de iniciarse la conferencia.

No todas las propuestas satisfacen, pero dan una base sobre la cual iniciar las negociaciones para firmar un tratado internacional que comprometa a todos los países a enfrentar el desafío del momento.

Si hay que firmar algo, es posible que los representantes paraguayos lo firmen, aun sin entender mucho de qué se trata. En tal caso, podríamos comprenderlos. ¿Cómo pensar en cosas tan complicadas estando en la ciudad del Lido, el Moulin Rouge y el Crazy Horse?

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