Por Rodrigo García - Agencia EFE
“Vení que nos sentamos en esta mesa”, le dijo esta mañana Guillermo, un cliente del bar a su amigo Santiago, con quien pasó un buen rato charlando y tomando algo en la esquina situada a la izquierda de la puerta del establecimiento, junto a un gran ventanal y la que más acostumbraba a ocupar el escritor uruguayo.
Tan ligado estaba Galeano (1940-2015) a este lugar, abierto en 1877 y cobijo desde entonces de los intelectuales más renombrados del país, que actualmente un café compuesto por crema, dulce de leche y licor lleva su nombre y sigue siendo uno de los clásicos de la carta.
“Nosotros sabíamos que venía durante mucho tiempo (al café) y justo en esa mesa que estábamos nosotros. Ha sido la oportunidad para venir y disfrutar un poco del bar”, explicó a Efe Santiago, un joven italiano radicado casi desde que nació en Uruguay.
“Acá paro yo, un café que tiene atmósfera”, decía sobre el establecimiento el escritor, uno de los autores más destacados de la literatura iberoamericana.
Se trata del bar más antiguo de los abiertos de la capital, “el ‘último mohicano’ de Montevideo”, como señalaba el autor de Las venas abiertas de América Latina a los periodistas a los que citaba entre sus muros.
“Yo soy hijo de los cafés de Montevideo. Cafés como éste, el más antiguo de todos. Cafés de los tiempos en los que había tiempo para perder el tiempo. En los cafés aprendí todo lo que sé. Fueron mi única universidad. Aprendí lo más importante”, explicó Galeano en una entrevista con Televisión Española en 2006.
Hoy, los responsables del establecimiento declinaron hacer declaraciones públicas, consternados por la noticia de quien consideraban un amigo y con el objetivo de no aprovechar comercialmente la noticia de su muerte.