Los primeros cristianos manifestaron una entrañable predilección por la imagen del buen pastor, de la que nos han quedado innumerables testimonios en pinturas murales, relieves, dibujos que acompañan epitafios, mosaicos y esculturas, en las catacumbas y en los más venerables edificios de la antigüedad.
La liturgia de este domingo nos invita a meditar en la misericordiosa ternura de nuestro Salvador, para que reconozcamos los derechos que con su muerte ha adquirido sobre cada uno de nosotros. También es una buena ocasión para llevar a nuestra oración personal nuestro amor a los buenos pastores que él dejó en su nombre para guiarnos y guardarnos.
En el Papa debemos ver a quien está en lugar de Cristo en el mundo: al “dulce Cristo en la tierra”, como solía decir Santa Catalina de Siena; y amarle y escucharle, porque en su voz está la verdad.
Si estamos muy unidos al Papa, no nos faltarán motivos, ante la tarea que nos espera, para el optimismo que reflejan estas palabras de San José María Escrivá de Balaguer: “Gozosamente te bendigo, hijo, por esa fe en tu misión de apóstol que te llevó a escribir: No cabe duda: el porvenir es seguro, quizá a pesar de nosotros. Pero es menester que seamos una sola cosa con la Cabeza –¡ut omnes unum sint!– por la oración y por el sacrificio”.
En una de las Misas matutinas en la Capilla de Santa Marta, el papa Francisco dijo: “No puede haber cristianos, y menos aún pastores, que permanezcan tristemente inertes a mitad de camino por miedo a ensuciarse las manos o ser criticados o comprometer la propia carrera eclesiástica. Es Dios quien muestra el estilo de comportamiento justo, bajando personalmente al campo de acción y marchando siempre adelante, hasta el final, siempre en salida con un solo objetivo: ¡no perder a nadie!, sobre todo a los alejados, con ternura”.
Analizando las parábolas narradas por San Lucas, el Pontífice destacó cómo las palabras que más se repiten en este pasaje son “perder”, “buscar”, “encontrar”, “alegría”, “fiesta”.
Precisamente estos términos usados por Jesús, continuó el Papa, “nos hacen ver cómo es el corazón de Dios: Dios no se detiene, Dios no llega hasta un cierto punto” y basta. No, Dios va hasta el final, al límite: siempre va hasta el límite; no se queda a mitad de camino de la salvación, como si dijera: “lo hice todo, el problema es de ellos”.
Esto hace Dios, va al límite siempre: Dios es Padre y el amor de Dios es esto. Este estilo de Dios nos dice “a nosotros pastores, a nosotros cristianos” cómo comportarnos. Y es verdaderamente “triste el pastor” que se queda “a mitad de camino, es triste”. Y tal vez hace algo, pero dice que no puede hacer más.
En efecto, destacó el Papa, “es triste el pastor que abre la puerta de la Iglesia y permanece allí esperando”. Como “es triste el cristiano que no siente dentro, en su corazón, la necesidad de ir a contar a los demás que el Señor es bueno”.
Hay mucha “perversión –dijo el Pontífice– en el corazón de los que se creen justos, como estos escribas, estos fariseos” de los que hoy habla San Lucas. “Ellos no quieren ensuciarse las manos con los pecadores”.
Así, pues, “ser un pastor a mitad de camino es una derrota”. En efecto, “un pastor debe tener el corazón de Dios” para “ir hasta el límite”. Debe tener “el corazón de Jesús, que había recibido del Padre esa palabra: no perder a ninguno”.
Así, pues, “el buen pastor y el buen cristiano encarnan la ternura”. En efecto, “el cristiano y el pastor a mitad de camino tal vez conoce la diversión, la tranquilidad, una cierta paz”. Pero “la alegría” es otra cosa, “la alegría que hay en el paraíso, la alegría que viene de Dios, la alegría que viene precisamente del corazón del padre que va a salvar”.
El papa Francisco indicó expresamente la belleza de “no tener miedo de que se hable mal de nosotros” cuando vamos “al encuentro de hermanos y hermanas que están lejos del Señor”. Y concluyó pidiendo al Señor “esta gracia para cada uno de nosotros y para nuestra Madre, la santa Iglesia”.
(Frases extractadas del libro, Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, y https://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20141106_dios-limite.html)