Esas con las principales conclusiones del informe “Monitoreo de Cultivos de Coca 2014", en el que se constata que el estancamiento detectado en 2013 se ha convertido en un ascenso concentrado principalmente en Nariño y Putumayo, regiones fronterizas con Ecuador, y en Catatumbo, lindante con Venezuela.
En estas regiones, además del Cauca, en el suroeste, se concentra el 73 % de los cultivos de coca de toda Colombia.
Para el director de UNODC en el país suramericano, Bo Mathiasen, estos resultados muestran que “el problema de los cultivos ilícitos y la producción de drogas en Colombia sigue vigente”.
Sobresale el aumento del 68 % del área cultivada que se registró en los departamentos del Putumayo y Caquetá, mientras que la zona del Pacífico, donde se presenta la mayor superficie cultivada, experimentó un crecimiento del 40 %.
Además, como característica destacada del 2014, se registró un fuerte crecimiento de los cultivos de coca en los límites de los parques nacionales de La Macarena y Nukak, en los departamentos del Meta y Guaviare, en el centro-este.
Durante la presentación del informe en Bogotá, Mathiasen abogó por “la erradicación manual voluntaria llevada a cabo por los campesinos” para combatir este flagelo.
Entre las posibles razones para el incremento del área cultivada Mathiasen apuntó la rentabilidad de la hoja de coca, que en 2014 se pagaba a un mayor precio (en el departamento de Guaviare el kilo de hoja de coca subió un 42 %) y las “expectativas” de los campesinos que las cultivan.
El responsable de UNODC consideró que se pudo generar la sensación de que tener cultivos de coca “podría facilitar la interlocución con el Gobierno en términos de desarrollo de estas comunidades”.
Junto al área cultivada, el organismo constató que la producción potencial de cocaína aumentó el año pasado de 290 toneladas métricas a 442, lo que representa un crecimiento del 52 %.
El ministro de Justicia de Colombia, Yesid Reyes, que asistió a la presentación del informe, dijo que estas cifras muestran que “la represión de la economía ilegal de las drogas es una herramienta insuficiente que da resultados coyunturales pero no sostenibles en el tiempo”.