Admitió, no obstante, que no creía que podían llegar tan lejos, hasta la renuncia de la ministra de Educación.
“Desde que cayó el primer techo de un aula, ellos se iban a hablar con ella (Marta Lafuente) y nunca se hizo nada. Por eso ellos protestan. Hablaban con la ministra, pero no llegaban a nada; quedaba todo en conversaciones nomás”, relató Pabla, quien desde un inicio estuvo apoyando a su hijo adolescente.
A diferencia de Camila, contó que Heber le puso al tanto de lo que iban a hacer. “Sabía y les apoyé porque no queda de otra; sabía también que era un riesgo para mi hijo. Son todos niños los que están ahí”, apuntó la madre, mientras levantaba una cartulina donde rendía apoyo a su hijo y al “objetivo” que perseguían.
Ella nunca pensó –dijo– que lograrían su objetivo: tumbar a una autoridad del Gobierno. “Pensé que no iban a lograr cambiar a la ministra, pero les dije ‘yo les apoyo a ustedes en todo’”, señaló.
En su opinión, a partir de ahora, los que ocupen cargos ministeriales “van a tratar de hacer mejor las cosas”. De lo contrario, saben lo que les espera; “ya están viendo qué les puede ocurrir a ellos también. Esto no termina acá, esto es un comienzo nomás”, remarcó.
Le consta que los estudiantes movilizados están decididos a hablar con el ministro entrante para acordar sus reivindicaciones. “Ellos piden trabajar de cerca, saber lo que se está haciendo y que ellos puedan opinar también sobre lo que se lleva a cabo”, aseguró Pabla, que es costurera y trabaja en un taller de Villa Elisa. “Así les crié a mis hijos”, expresó orgullosa de su hijo y de los vientos de cambio que soplan en el país.