“Esta es una visita importante en un momento importante con muchos acontecimientos en la región, con intereses compartidos con Arabia Saudí y la reciente conclusión del acuerdo de Irán, el seguimiento de la cumbre de Camp David con Arabia Saudí y nuestros otros socios del Golfo”, explicó Ben Rhodes, asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en una conferencia de prensa.
“Esta visita será una oportunidad para que el presidente dé seguimiento a los avances que estamos haciendo en la agenda de Camp David, para discutir el acuerdo con Irán, y también para abordar nuestros esfuerzos para contrarrestar las actividades iraníes perjudiciales en la región, además de, por supuesto, para discutir una amplia gama de temas regionales”, agregó Rhodes.
La reunión en la Casa Blanca, que tendrá lugar pocos días después de que Obama se asegurara el suficiente apoyo en el Congreso para garantizar que el pacto iraní entre en vigor, representa el primer esfuerzo importante del Gobierno de EE.UU. para tranquilizar a importantes aliados del Golfo Pérsico a medida que el acuerdo entra en una nueva fase.
El funcionario reconoció que la Administración Obama comprende las preocupaciones de Arabia Saudí sobre el comportamiento de Irán en la zona, incluyendo su apoyo a grupos terroristas y los beneficios económicos que pueda obtener tras el levantamiento de las sanciones que contempla el acuerdo.
No obstante, el asesor del mandatario consideró que el histórico acuerdo alcanzado por el G5+1 (EE.UU., China, Rusia, Francia y Reino Unido más Alemania) no será “lo más importante en la agenda” de la visita de este viernes, dando a entender que el fortalecimiento de la seguridad regional será el verdadero protagonista entre ambos.
“Es una buena oportunidad para continuar con las conversaciones de Camp David. (...) Y esperamos poder abordar temas de apoyo y cooperación con Arabia Saudí para que desarrolle su propia capacidad de respuesta” en materia de defensa, agregó el asesor.
Así, los dos líderes discutirán también sobre los conflictos más preocupantes que afectan la región, especialmente en Yemen, Siria e Irak.
“Tenemos que fortalecer las capacidades de nuestros socios en la región para actuar contra el Estado Islámico (EI), porque Estados Unidos no puede resolver por sí solo estos problemas”, añadió el asesor, quien detalló que el Gobierno estadounidense espera aportar más en materia de inteligencia, entrenamiento y apoyo antiterrorista.
En este sentido, Estados Unidos considera también que Arabia Saudí puede jugar un papel clave para disminuir las tensiones en Yemen y aplaude el hecho de Riad haya admitido que la solución en ese caso pasa por la política en vez de por la vía militar.
Esta será la primera visita oficial a Washington del monarca saudí, de 81 años, desde que ascendiera al trono tras la muerte de su hermano, el rey Abdalá, en enero, y el primer encuentro entre ambos líderes desde entonces, cuando Obama viajó al país árabe.
Salmán bin Abdulaziz se ausentó de la cumbre de países del Golfo que el presidente estadounidense organizó en Camp David (EE.UU.), una ausencia que fue considerada por muchos expertos como un símbolo de renuencia del rey saudí a las conversaciones que por entonces estaban avanzando entre Teherán y la seis potencias internacionales.
Rhodes reconoció a los periodistas que “obviamente existen desacuerdos” entre los dos países al respecto, pero destacó “que las conversaciones sobre ellos siempre se resuelven de manera directa”.
Según apuntó Rhodes, Obama y el rey Salmán también discutirán sobre otros asuntos, como el comercio o la colaboración en materia de educación, mientras que el mercado energético y el petróleo se discutirá como “una cuestión de rutina, ya que con frecuencia se aborda en estas reuniones”.
Raquel Godos