El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, explicó en su rueda de prensa diaria que la operación se desarrolló “en las proximidades” de las islas Paracel, controladas por China pero cuya soberanía reclaman también Taiwán y Vietnam.
La operación “demostró que los Estados costeros no pueden restringir ilegalmente los derechos de navegación, libertades y usos legítimos del mar que todos los Estados tienen derecho a ejercer bajo el derecho internacional”, argumentó Earnest.
Según el portavoz, la maniobra del Decatur “no debe ser vista como una especie de acción polémica o de confrontación por parte de Estados Unidos”, particularmente hacia China.
“Creemos que interesa a China garantizar que las normas internacionales no se violan o que el orden internacional no se perturba en esa región del mundo”, agregó Earnest.
Y el principio de libertad de navegación en aguas internacionales “es uno de los que reivindicamos no solo en nombre de Estados Unidos”, sino de “los Estados de todo el mundo, incluido China”, anotó el portavoz del presidente Barack Obama.
Las autoridades chinas reclaman la casi totalidad del mar de China Meridional, en disputa con Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunei y Taiwán.
Las tensiones en esa parte del Sudeste Asiático han aumentado en los últimos años mediante altercados y acusaciones cruzadas entre los países vecinos y la militarización de la región con ayuda de Estados Unidos.